ꨄ︎| Capitulo 13

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ꨄ︎| El contrato


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Katherina…

El murmullo en la sala de juicio es casi ensordecedor mientras los presentes toman sus asientos, buscando un buen lugar para ver lo que está a punto de suceder. Mi pulso se mantiene firme, mi respiración controlada. Estoy lista para esto. He estado lista desde el momento en que acepté este caso, aunque sabía que no sería nada fácil.

Cuando el juez entra en la sala, todos nos ponemos de pie, el sonido de los murmullos disminuye instantáneamente. El juez, un hombre de mediana edad con rostro impenetrable, asume su lugar en el estrado y hace un gesto para que todos tomemos asiento nuevamente. Las formalidades son rápidas, y pronto llega el momento de dar inicio al primer juicio.

—El tribunal se declara en sesión para el caso de Desfalco Masivo a F&M Corporation contra Dixon Valentino propietario del Internacional Valentino Bank—anuncia el juez con voz grave, una que parece resonar en cada rincón de la sala.

Mis ojos se encuentran con los del juez por un breve instante antes de que desvíe la mirada hacia mi cliente, Alessandro Ferrer.

—La parte demandante, por favor, presente cargos.—indica el juez.

Es mi turno. Respiro hondo y me pongo de pie, sintiendo la mirada intensa de Alessandro Ferrer clavada en mí. Esa mirada que siempre parece indagar más de lo necesario, que busca romper las barreras de mi profesionalismo. Pero no dejo que me afecte. Esto es demasiado importante como para perder la compostura por una mirada, por intensa que sea.

—Su señoría —comienzo, mi voz clara y proyectada, sin un ápice de duda—. El caso que presentamos hoy es uno de los más críticos que esta empresa ha enfrentado en toda su historia. Lo que tenemos aquí es un desfalco masivo, un ataque directo no solo a las finanzas de Ferrer & Moretti Corporation, sino a su reputación, que ha sido construida con años de arduo trabajo y dedicación.

Describo cómo Dixon Valentino, el responsable del desfalco, abusó de su posición de confianza para desviar fondos de Ferrer & Moretti Corporation. Hablo de cifras, de evidencias, de los movimientos bancarios que hemos rastreado con precisión quirúrgica. Cada palabra está calculada para impactar, cada argumento está diseñado para erosionar cualquier defensa que Valentino pueda intentar.

Mientras hablo, hago contacto visual con los miembros del jurado, asegurándome de que cada palabra que pronuncio tenga el peso que se merece. El italiano sigue mirándome, su atención puesta en cada movimiento, en cada inflexión de mi voz. Es como si intentara leer mis pensamientos, descifrar mis estrategias antes de que las despliegue por completo. Pero no le doy esa satisfacción. Me mantengo centrada en lo que tengo que hacer, en demostrar que la traición de Dixon Valentino no quedará impune.

—El acusado, Dixon Valentino, utilizó su posición de confianza para realizar una serie de transacciones fraudulentas, desviando fondos por un valor de millones de euros a cuentas privadas. Su objetivo era claro: destruir a Ferrer & Moretti desde adentro y apropiarse de los activos de la empresa para su beneficio personal. —Mis palabras salen con una precisión cortante, cargadas con la evidencia que presentaremos a lo largo de este juicio.

Puedo sentir la tensión en la sala. Los periodistas, que han logrado encontrar un lugar en la parte trasera, ya están tomando notas, seguramente esperando captar cada detalle que pueda hacer estallar los titulares de mañana. La presión de sus miradas es real, pero no tan aguda como la de Alessandro. Lo sé porque aún puedo sentir su escrutinio, su impaciencia, su confianza depositada en mí para ganar este caso.

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