ꨄ︎| Capitulo 18

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ꨄ︎| A tu lado...

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Katherina

Han pasado solo unas horas desde que el jet privado de Alessandro aterrizó. Todavía estoy en shock, asimilando la realidad de que estoy en Amsterdam. Jamás hubiera imaginado que terminaría aquí, en una mansión aislada del ruido del mundo, rodeada de lujo y con una vista impresionante, pero aquí estoy. El aire frío del otoño europeo se filtra por la ventana abierta, calmando mis nervios mientras mi mirada se pierde en el horizonte. ¿Cómo diablos terminé en esta situación?

El vuelo fue un extraño limbo. Alessandro se durmió casi de inmediato, como si llevarme a otro continente fuera lo más natural del mundo. Caleb, fiel a su estilo, no pronunció más de dos palabras. Pasó el viaje sumergido en su libro, aparentemente ajeno a todo. Y yo… yo no pude dejar de pensar. La maraña de pensamientos me asfixiaba, no me dejaba respirar, como si el juicio aún estuviera ocurriendo dentro de mi cabeza.

El veredicto del juez aún resuena en mi mente: reiniciar toda la investigación. Como si las semanas de trabajo exhaustivo, de diseccionar cada prueba y cada testimonio, no hubieran significado nada. Todo ese esfuerzo, deshecho en cuestión de segundos. Y para colmo, Wells ha sido destituida, dejando un vacío que, lo sé, afectará a todos, me alegro por ello. Sebastián ahora es el testigo principal. Me pregunto cómo lo está tomando; él nunca quiso ser parte de esto.

Observo la habitación en la que estoy. Es lujosa, opulenta en todos los sentidos, pero con un toque de sobriedad. No es el tipo de lugar al que estoy acostumbrada. Me rodean muebles de diseño, una cama enorme con sábanas de lino que se sienten como nubes al tacto, y un ventanal que ofrece una vista panorámica de la ciudad. Es como si Alessandro hubiera diseñado este refugio para que yo pudiera olvidarme del mundo exterior. Pero eso es lo último que quiero.

Mis pensamientos se interrumpen bruscamente cuando la puerta se abre de golpe. Alessandro aparece en el umbral, y por un momento, el mundo exterior se desdibuja. Su porte, su perfume y esa presencia casi embriagadora me envuelven en un instante. No puedo evitarlo. La manera en que la luz juega con las sombras de su rostro, su cabello negro ligeramente desordenado, y esos ojos oscuros que parecen ver más allá de la superficie, todo me atrapa.

Lleva consigo varias bolsas de ropa, zapatos, maquillaje y accesorios. La imagen de un caballero moderno que se presenta en mi vida de una manera completamente inesperada. Sus ojos se encuentran con los míos, y, por un instante, el aire se torna pesado entre nosotros.

—Aquí tienes, vístete.—dice, dejando las bolsas sobre la cama con un ligero movimiento de su muñeca.

Me quedo mirándolo, entre anonadada y divertida. No puedo evitar la pregunta que se me escapa de los labios.

—¿Y cómo sabes que esta ropa es de mi talla? —digo, intentando mantener un tono de broma, pero el rubor ya me invade.

Su respuesta llega rápida, cargada de esa arrogancia que tanto lo caracteriza.

—Porque ya te he visto desnuda y he tocado tu cuerpo de todas las formas que hasta ahora me han sido posibles. Así que sé exactamente qué te queda bien. —responde, mientras un destello de satisfacción ilumina su rostro.

El aire se vuelve más denso. Su mirada me provoca un escalofrío, una mezcla de incomodidad y deseo. Me sonrojo, y un torrente de emociones lucha por salir a la superficie. Intento reprimir la reacción, pero es imposible.

—¡Qué atrevido! —le digo, intentando recuperar el control de la conversación—. ¿Así que estás diciendo que tienes una línea de ropa personalizada basada en… tus experiencias?

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⏰ Última actualización: Oct 28 ⏰

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