Seguro Todos Tienen Sus Propias Preocupaciones

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Un olor a tocino trajo desde el mundo de los sueños a Fuutarou, quien había estado descansando desde hace unas pocas horas puesto a que la noche anterior no había dormido demasiado.

Los pensamientos no dejaban de invadirlo una y otra vez, así mismo las preocupaciones de un nuevo día que debía enfrentar. Esta era su realidad, en la que las preocupaciones llegaban en un sin fin de pensamientos que hasta ahora el no a podido sobrellevar del todo bien.

No tardó en reponer su postura, ya que ese olor solo podía significar una cosa...

¡Las niñas estaban jugando en la cocina!

Apresurado se levantó y salió de la habitacion, para notar como cuatro de ellas estaban haciendo fila en la puerta del baño.

— ¡Buenos días papá! — La primera en saludar fue Mai, quien se abalanzó sobre su pierna — ¿Dormiste bien? —

— Buenos días papá — Yuki de igual forma lo saludo, pero simplemente lo jalo de la camisa — ¿Estas bien? —

— Papá, Hiroko ya lleva siglos en el baño — Rena se quejo — Yo también quiero tomar una ducha —

— ¿Qué prisa tienes? — Kaede soltó un suspiro y abrazo a su papá — Papá, quiero ir a dormir —

Fuutarou observó confundido la escena, ya que si Hiroko estaba en la bañera y las otras cuatro estaban haciendo fila para entrar ¿Quien diablos estaba usando la cocina? Y ¿Por qué olía tan bien?

— Niñas, si ustedes están aquí — Fuutarou señaló la cocina — ¿Quien está allí? —

— La mujer que trajiste nos despertó para que nos arreglaramos y fuéramos a desayunar —
Mai respondió.

— ¿Mujer? — Fuutarou empezó a echar cabeza, y recordó que Takeyabashi había pasado la noche allí — Ah, es cierto. Lo había olvidado — Se separó de sus hijas y tomo camino a la cocina — Además de eso ¡Hiroko, sal de una vez! —

— ¡Ya voy! —
Grito la pequeña desde el otro lado de la puerta.

Fuutarou al llegar a la cocina pudo ver como Takebayashi estaba terminando de preparar el desayuno.

Ella no se percato de su presencia, ante esto Fuutarou simplemente se quedó observándola unos segundos mientras aquellos pensamientos de la noche volvían a el. Aunque, más que pensamientos, eran recuerdos.

En una cocina de un lugar diferente, se observaba a una adolescente de unos 18 años cocinando con una mirada perdida en la nada, su expresión no denotaba ningún tipo de emoción. Es como si estuviese vacía.

La chica en un momento se volteo lentamente, observándolo fijamente con esa mirada inexpresiva, el de igual forma se quedó viéndola, perdido en aquel vacío qué reflejaban sus ojos.

— Buenos días, bello durmiente — Takebayashi lo saludo, sacándolo de aquel recuerdo — ¿Pudiste descansar? —

— Si — Fuutarou respondió, evitando el contacto visual — Pero ¿Qué estas haciendo? Eres mi invitada aquí, no deberías estar haciendo el desayuno —

— Oh vamos, cuando alguien tiene un detalle contigo se debe decir "Gracias" — Takebayashi tomo unos platos que tenían huevos y tocinos — Además, no es la gran cosa. Pero es lo mínimo que puedo hacer ya que me dejaron pasar la noche aquí —

— Bien, pero ¿De dónde sacaste los huevos y el tocino? ¿Fuiste a comprarlos? —

— Si, Rena-chan me abrió la puerta al volver. Además tenía que hacerlo, no había nada en tu nevera ¿Sabes? —

Más allá de las palabras Donde viven las historias. Descúbrelo ahora