Tras dos meses largos de espera, llenos de largos preparativos y cartas a su padre sin respuesta, el día de la boda entre Arabella y Harwin había llegado. Era una mentira decir que la princesa no estaba emocionada por su gran día, pero tenía un sentimiento de tristeza en su pecho por la ausencia de su padre, aunque su madre había viajado desde el valle hasta la capital solo por ella.
No solo su madre la estaba acompañando minutos antes de ser entregada en el altar, milagrosamente había logrado poder juntar a Alicent y Rhaenyra en su habitación, por lo que las cuatro estaban en los aposentos de la novia, ayudándola con todo lo que fuera necesario.
Era de un color blanco, mostrando la pureza que tenía al llegar al matrimonio, lo cual era mentira puesto que las ganas habían sido mayores y se había entregado a su esposo semanas antes. Por encima tenía un gran encaje simulando las escamas de un dragón, que conectaban con una capa que se arrastraba por el suelo como si fueran unas alas. Sus aretes, al igual que su corona, eran de plata pura, aunque tenían unos cuantos rubíes resaltando el color de la casa. Targaryen, y, por último, sus manos con los anillos más importantes para ella, uno que le regaló su madre en su decimosexto día de su nacimiento, junto a él, tenía un anillo que Daemon había mandado a hacer cuando ella nació, y, por último, el anillo que Harwin le había regalado.
—No estés triste por tu padre, disfruta de las cosas buenas de este día —habló Rhea acomodando el velo en el cabello de Arabella—, es tu boda, tu día especial, nada puede arruinarlo, ni siquiera la ausencia de Daemon.
—Realmente quería que los dos estuvieran presentes el día de mi boda —hizo un puchero ignorando las miradas de Alicent y Rhaenyra—, al menos te tengo a ti, mamá.
A ambas jóvenes de la habitación aquel comentario les había dolido, sabían que Arabella no lo hacía con esa intención, pero impactaba con ellas de forma dolorosa el recuerdo su madre fallecida, y más en una fecha especial como lo llegaba a ser una boda, Rhaenyra aún no se casaba, pero estaba claro que cuando llegara el día, Aemma no estaría para acompañarla, y Alicent, había pasado su boda únicamente con la compañía de su madre.
—Disculpe, princesa —Eric abrió la puerta tras dar unos breves toques, las cuatro mujeres de la habitación enfocaron su mirada en el guardia—, alguien quiere verla.
—¿Es mi prometido? —el guardia negó intentando ocultar la sonrisa que tenía en su rostro—, ¿quién es? —Eric se encogió de hombros dejando que la persona misteriosa apareciera
Para la sorpresa de Arabella, la figura de Daemon Targaryen hizo aparición, Alicent y Rhaenyra intercambiaron de miradas, Rhea se quedó mirando fijo a su esposo, Arabella abrió la boca con sorpresa sin creerlo.
—¿Creías que no iba a venir?
Arabella dejó escapar una sonrisa corriendo hacia su padre con emoción, Daemon la tomó en el aire alzándola ligeramente del suelo, el abrazo fue bastante emotivo, la princesa quería dejar escapar un par de lágrimas al ver su padre ahí. Cuando su padre la bajó se alejó para poder admirar a su hija con una sonrisa, los detalles de su vestido representando bastante bien la casa Targaryen, los anillos en su mano, las joyas, su hija se veía preciosa.
—¿Te vas a quedar para la boda? —el platinado se quedó en silencio
—Tienes mi bendición —los ojos de la chica lo miraron con cierto brillo—, y si no quieres hacer esto, puedes ir conmigo y Caraxes a Peldaños.
—Gracias por venir —abrazó a su padre con cariño, el príncipe se lo devolvió con el mismo amor a su hija—, por ahora estoy bien, me alegra que hayas venido solo un momento, significa mucho para mí.
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Unhappy marriage [Harwin Strong]
FanfictionPocos creían que el príncipe Daemon Targaryen había logrado tener descendencia con Lady Rhea Royce, pero era cierto, de aquel terrible matrimonio había nacido una preciosa niña, quién era la perfecta combinación de sus padres, un cabello castaño com...