𝕮𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝟏𝟎

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Un par de días habían ocurrido desde el nacimiento de Hendrix, Arabella ahora se encontraba muchísimo mejor por lo que se dedicaba a caminar por los pasillos del castillo con su pequeño en brazos. Yodos en el castillo ya habían conocido y escuchado sobre el pequeño Strong, un pequeño que, sin duda alguna, a pesar de los pocos días de nacido que tenía, era idéntico a su padre.

Las cosas con Harwin habían mejorado conforme pasaban los días, el pasar tanto tiempo en la habitación con su hijo había hecho que ambos hablaran de las cosas, no podían estar enojados todo el tiempo, y menos por cosas que realmente no iban a llegar a pasar a algo más. Rhaenyra y Cassian era la principal en causa de esos problemas esos últimos días, sin embargo, ambos tenían seguro que era eso, simples problemas que hablándolos iban a conseguir una buena solución.

—¿De verdad tienes que volver a la guardia tan pronto? —preguntó Arabella con un puchero en sus labios

—Alguien debe mantener esta familia —respondió con simpleza acomodándose el traje—, y ya sé lo que vas a decir, no tendríamos que preocuparnos por eso, dado tu posición, la de tu padre y la de mi padre, pero...

—No siempre va a ser así —agregó la castaña antes de que el pudiera terminar la frase—, ya lo sé, Harwin, me sé tú monologo de memoria —bromeó levantándose de la cama caminando hacia el—, pero realmente quería aprovechar la mañana contigo.

—Recién nació nuestro hijo —soltó tomando a la castaña del acintura atrayéndola hacia él—, ¿y ya estás buscando un segundo? —se inclinó juntando sus labios con delicadeza

—¿Quizás? —la sonrisa en sus labios fue inevitable—, solo quiero que te quedes más rato conmigo y Hendrix... —le dio una mirada rápida a la cuna en la que el niño descansaba

—Volveré esta noche —afirmó volviendo a besarla con delicadeza—, cuando menos pienses, voy a estar aquí otra vez.  

—¿Lo prometes?

—Lo prometo —besó la cabeza de la castaña—, te amo —besó por última vez los labios de la castaña—, y te amo —se dirigió al bebé en la cuna

Tras un par de besos más, el comandante de la guardia finalmente abandonó sus aposentos para dirigirse a la guardia, mientras eso, Arabella caminó por la habitación en busca de un libro, tenía planeado pasar gran parte de la mañana leyendo en su habitación hasta que su hijo despertara. Una vez Hendrix despertara, iría a dar un paseo con el pequeño por los jardines del castillo hasta que fuera la hora de comer, o hasta que el volviera a quedarse dormido. 

La castaña con aburrimiento se sentó en la cama, junto a la cuna de su hijo observando al pequeño dormir, tenía unos pequeños cabellos castaños a notar, sus labios eran finos y delgados, su nariz fina y delicada, unas cuantas pecas en sus mejillas que eran poco notorias.

Hendrix abrió sus ojos con lentitud, acomodándose a la luz que entraba por la habitación incomodándolo, Arabella sonrió al notar los ojos azules idénticos de Harwin en el pequeño, lo tomó en brazos antes de que comenzara a llorar, con suavidad descubrió su pecho acercando al pequeño para alimentarlo, sabía que había distintas mujeres en el castillo que podrían hacerlo por ella, pero a ella le nacía hacerlo, sentir un vínculo con su pequeño que era único.

—Por hoy solo somos tú y yo, mi pequeño Hendrix. 

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Arabella llegaba a sus aposentos tras un paseo con su pequeño hijo, caminaba por los pasillos con Hendrix en brazos destallando una gran sonrisa en sus labios, tras ella venía Eric a paso lento, notando lo feliz que estaba su amiga después de haber pasado semanas sin enseñar una sonrisa verdadera.

Unhappy marriage [Harwin Strong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora