C A P Í T U L O 25

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"¿A qué se refiere?"

Observé la boca de Mike abrirse para hablar pero fue entonces el estruendo de una puerta cerrarse lo que nos desconcertó. Mike me miró y después hacia atrás mío; dándome la vuelta, vi a Gemini caminando a paso apresurado hasta que agarró mi mano y entrelazando nuestros dedos, tiró ligeramente de mi, acercándome a su cuerpo para rodear mi cintura con firmeza.

"Necesito...Dios, necesito tanto olerte." Sentía su pecho subir y bajar por la adrenalina, ¿habrían estado discutindo? ¿Qué había pasado en esa pieza?

"Llevatelo, Gemini. Hablaré con tu madre."

Gemini afirmó con la cabeza y al segundo siguiente ya estabamos saliendo del enorme edificio. La mano de Gemini temblaba, su agarre sobre la mía era potente y definitivamente no dejaba circular bien mi sangre, pero no sentía dolor, al contrario, me dolía el pecho por verlo de esa manera. Me ayudó a subir a su auto y subió él, saliendo del estacionamiento, sólo una vez en la autopista soltó un suspiro cargado de enojo, apretando sus dedos sobre el manubrio.

"Gem..." Suspiré, sin saber muy bien qué hacer. Nunca había visto a ningún alfa así, aunque tampoco era muy experto en la materia de conocerlos. "¿Qué tenés? Decime, por favor, quiero ayudar."

"Esperá, sólo esperá." Alzó su mano hacia mi dirección, estirando el índice como intentando callarme. Obedecí, no sonaba enojado, pero estaba agitado. "Necesito que esperes."

"Espero, yo espero." Mordí mi labio inferior, observando como él no despegaba la mirada del camino, con su ceño fruncido y sus cejas curvadas hacia abajo. Enojo, ira, fastidio, el olor no tardó en llenar el auto. Mi omega tembló y tensé mi cuerpo, no nos gustaba nuestro alfa enojado, así que no tardé en soltar en un pequeño susurro la duda principal.

"Hice...¿hice algo malo?"

"No, vos no." El auto seguía avanzando a velocidad, por suerte ya era muy tarde, no me había fijado en la hora desde que salí de su casa pero esperaba que fueran más de las doce. "Yo." Siguió, así que sólo lo miré, dejando que se tome su tiempo. "Yo soy el que creyó que ella entendería, pero no pasó."

"¿Tu mamá? ¿Es eso?" Observé las venas marcarse ligeramente en su mano por la nueva tensión producida y lo tomé como un sí. "¿Eso haces? ¿Estás conteniéndote?" Gemini no dijo nada y tampoco hizo falta, cada detalle de su reacción encajó perfectamente.

Para ese instante, sabía que Gemini era el alfa con quien desearía pasar cada segundo de mi vida. La noche había sido larga, muchísimo, él y yo no hicimos lo que planeábamos pero conocí tanto de su mundo, que este último detalle sólo ayudó a comprender que Mike tenía razón, yo también veía a Gemini como mi alma gemela.

Y él tempoco era un alfa perfecto.

Y es que en realidad...no existe un prototipo del ser perfecto, ni un estándar, ni un manual para hacerlo al pie de la letra. No somos alfas, betas y omegas, somos personas. Gemini me había demostrado que yo no era un fenómeno por ser diferente, las diferencias son buenas, ahora mismo él es diferente y amo cada una de sus particularidades.

Pero si tuviera que usar esa palabra en una oración, diría que Gemini es la persona perfecta para mi.

Él marcaba la diferencia de una manera hermosa, una que aceleraba mi corazón con cada recuerdo de todo lo que me había enterado esa noche. No tuvo madre y un padre que estén inculcándole una creencia, de hecho tiene una madre que intenta lograr en él la perfección que no tiene su propia vida, sin darse cuenta que eso no está en los deseos de su hijo.

The Perfect Omega; GeminiFourthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora