A veces sucede que uno se ciega tanto por el deseo de recuperar algo que olvida todo lo demás. Su amor propio, su anhelo de superación e incluso, al amor de su vida.
Yo sabía muy bien eso, así que después de mirar por última vez el celular completamente descargado sobre mi sofá, abrí la puerta, ingnorando el abrazo de Love, luché para liberarme de de este y cerrarme en mi mismo. Dejaron de existir sus gritos, las miradas de los vecinos preguntándose qué había pasado o cualquier cosa que no fueran mis pies moviéndome automáticamente hacia el único lugar donde encontraría lo que necesitaba para recuperar a Yin.
No me costó demasiado llegar al edificio donde sabía que iba a encontrar a la persona que podía llevarme con mi última esperanza, tampoco tuve que hacer gran cosa, sorprendentemente, él estaba justo frente a la entrada, con los brazos cruzados, mostrándome una victoriosa y asquerosa sonrisa.
"Hey, Nattawat." Inclinó la cabeza hacia un lado, riendo vagamente. "Que feo estás, parece que te hubieran cagado la vida o algo así." Se burló. Gemí, no tenía fuerzas ni para sentir dolor por ese sarcástico comentario. "No puedo creer que Joss realmente esté encaprichado con vos, no sos más que un omega estúpido, como cualquier otro."
Luke pasó una de sus manos por entre sus mechones de pelo, peinándolos muy a su propio estilo, con bastante lentitud. Suspiré, sabía que no iba a hacer nada a menos que yo le dijera lo que deseaba.
"Uh." Hablé entonces, carraspeando un poco, tratando de que al menos mi voz no se escuchara tan rota como la sentía. "Necesito..."
"¿Qué decís?" Avanzó un paso, llevando descaradamente una de sus manos a su oreja. "No puedo escucharte, hablá más alto."
"Ne-Necesito." Bajé la mirada, suspirando. "Quiero ver a Joss."
"Así no se piden las cosas, pelotudo."
"Por favor." Imploré entonces, mirándolo a los ojos. "Por favor, lleváme con Joss. Por favor." Deseaba tanto retractarme, correr y escapar de ahí tan rápido como mis piernas me lo permitieran, tal y como la última vez; pero no, observaba a Luke analizarme con la mirada, mientras mi omega se mantenía quieto, tal cual un lobo con la cola entre las patas y la cabeza gacha, completamente sumiso ante la única persona que podía ayudarme a recuperar a mi hijo.
"Claro, Fourth." Mi piel ardió cuando pasó uno de sus brazos por mi cintura, guiándome para que salgamos del edificio. "De hecho, es para eso que estoy acá, Joss me mandó por vos."
"Él..."
"Sí, sabía." Luke me abrió una de las puertas de su auto, dejándome entrar y cerrándola con fuerza, causandome un fuerte estruendo. Me encogí en mi asiento, pero al instante relajé mis músculos, tratando de parecer menos asustado de lo que me veía. "Parece que te conoce mejor de lo que pensas."
Me sentía como si estuviera yendo directo a la guarida del lobo a ser comido por este mismo, pero mi cabeza no podía pensar en algo mejor que eso. ¿Qué ganaba persiguiendo a los chabones que había mandado el juez? Sólo iba a recibir más de esas palizas y todo delante de Yin; al igual que eso causaría que tenga otra denuncia por mal comportamiento y eso no me iba a ayudar durante el juicio. No, sin Gemini presente, lo único que podía hacer era entregarme a Joss, sólo estando con él iba a volver a ver a Yin.
Mientras el auto avanzaba, pensé en Gemini, ¿cómo estaría ahora? Con sinceridad, no podía imaginármelo de ninguna manera, ni buena ni mala, no me imaginaba a Gemini escapando de mí, pero tampoco me lo imaginaba volviendo, porque si fuera así, ya estaría de vuelta. Cada que pensaba en él, sentía sus brazos rodeando mi cuerpo y su voz cerca de mi oído, diciéndome que todo iba a salir bien. Sólo esperaba volverlo a ver algún día y aunque no sea conmigo, quería verlo muy feliz.
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The Perfect Omega; GeminiFourth
RomanceCuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Fourth Nattawat tiene veinte años, un hijo de tres y un lazo roto debido a su ingenuidad. ¿Qué alfa querría encarga...