C A P Í T U L O 35

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POV GEMINI.

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"Gemini." Él me interrumpió. "Decime que me amas, ¿podés? Por favor, quiero que me digas que me amas mucho, amor. Lo necesito." Y no vacilé, no me tomó ni un par de segundos responderle.

"Sabes que sos el amor de mi vida y que te amo más cada día, mi pequeño omega." Tomé aire para seguir hablando. "Sé que algo pasa. Lo sé, lo siento en mi pecho porque sos vos y pienso que sé cuándo te duele, pero no quiero forzarte a hablarme de algo que no deseas decir. Cuando vuelva... Hablemos, ¿sí? Vos y yo, Fourth, porque ya no estás solo. Ya no tenés que enfrentarte a las cosas de esta forma, ahora estoy con vos, podemos hacer lo que sea, pero juntos. ¿Está bien?"

"Está bien." A pesar de lo mucho que desee poder insistirle hasta que me contara, mi intención, hasta el momento, era nunca presionarlo, así que eso iba a hacer, lo iba a tomar con calma mientras sepa que él va a ser sincero conmigo tarde o temprano. "Cuando vuelvas... Te voy a contar todo, Gem."

Después de su afirmación, la llamada terminó. Me acosté con pesadez en la cama y admiré el número de Fourth en mi celular, hablamos por bastante tiempo, más de una hora siendo sinceros y sin embargo, su ausencia hacía que todo mi cuerpo se sintiera tan pesado y que mi humor no fuera el mejor exactamente.

Tampoco es que eso sea una novedad, normalmente cuando se tiene un lazo, el omega y el alfa se consumen cuando están lejos por mucho tiempo; sin embargo acá existían dos factores que fallaban en la teoría: No tenías un lazo y... Apenas habían pasado unas horas.

En mi defensa, desde que Fourth y yo empezamos a ser novios, prácticamente vivía en su casa, entonces, muy aparte del ser mi alma gemela, mi dependencia llegó a tal punto que si no tenía su cuerpo entre mis brazos como la cuchara chiquita, no podía conciliar el sueño. Al final, todo este viaje resultó una completa mierda, pero no podía volver, no sin antes lograr el contrato que necesitaban mis padres y entonces darles la noticia.

Pensaba desligarme completamente de T-Alfa.

Una empresa que creí heredar, ahora la sentía condenadamente repulsiva y fuera de mis expectativas. Cuando alguien me preguntaba sobre mi futuro, sólo podía imaginarme teniendo un trabajo que pudiera controlar desde mi notebook y pasar la mayor parte del tiempo con Fourth y Yin, en casa. Un hogar. Y aunque estaba seguro de que a Fourth no le ib a gustar la idea de un gasto para tener una casa propia de ambos, lo iba a convencer, tenía mis métodos.

Busqué la galería en mi celular mientras pensaba, quería hacer el cambio de mi vida y en vez de asustarme o dudar, no podía estar más emocionado. Admiré las fotos que le había sacado a mi precioso omega dormido y una suave sonrisa se formó en mis labios. El más encantador ángel lleno de tristeza viviendo con su corazón en pedazos. Pedazos que yo iba a reconstruir, así fuera lo último que hiciera.

Dependía tanto, tanto de Fourth que sabía que él sólo él iba a tener la capacidad de destruirme y de repararme cuantas veces quisiera, teniéndome como su fiel sirviente por el resto de mi vida. Pensando en ello, apoyé uno de mis brazos sobre mis ojos para tapar por completo toda la luz externa y suspiré. Sí, la misma persona a la que amas es la única capaz de hacerte mal, pero para mí, Fourth era ese ángel que nunca le haría mal a nadie.

Ni siquiera noté el momento en que me quedé dormido, no hasta que escuché la alarma de mi celular recordándome la reunión que tenía con Tay. Sin embargo, al intentar levantarme de la cama, sentí una profunda punzada en mi pecho y me quedé inmóvil, esperando que esto pare. Gruñí, enterrando mis dedos en la tela de mi remera, tratando de parar el dolor, pero se mantuvo por varios segundos más.

The Perfect Omega; GeminiFourthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora