C A P Í T U L O 21

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Estaba enojado. No, enojado era poco, tenía tantas ganas de echar a Gemini de mi casa, pero todavía peor que eso, me encontraba colérico por el simple hecho de no poder hacerlo, de desear tanto besarlo y frotarme contra él para llenarme de su olor.

Maldito omega, sos horrible y feo.

Quiero a Gemini.

Quiero besarlo.

No, ¡callate!

Definitivamente mi vida se resumía en una mala comedia en la cual tenía dos personalidades que se la vivían peleando, poco faltaba que me salga otra cabeza y sería el colmo. Solté un suspiro totalmente enojado cuando adentré a Gemini en mi baño y cerré la puerta de un fuerte portazo, poco me importaba si mi madre se enteraba de que todo era una estúpida mentira, pero tampoco quería explorar los límites de la paciencia de un alfa, Gemini respondería muy mal si gritaba frente a mi madre.

"¿Podés decirme qué mierda te pasa?" Intenté hacer un sonido parecido a un gruñido, pero Gemini no se inmutó en lo más mínimo. Cuando vi que él iba a hablar, estaba seguro que saldría con alguna de sus jodas tomando las cosas a la ligera, así que me adelanté. "No, esperá, ¡no respondas! ¿Cómo se te ocurre hacer algo como eso? ¿Te das cuenta dónde te estás metiendo? Una cosa es algo nuestro que no comprendo, pero ella va a ir a decirle a mi padre y a sus amigas, ¡es una chusma, Gemini!

"¿Algo nuestro que no comprendo?" Él repitió esas únicas palabras, no deseaba hablar de ello con mi madre presente en la casa, pero si tanto quería hacerlo, perfecto.

"Sí, esta mierda que no entiendo."

Mis brazos se pusieron instintivamente sobre mi pecho, cruzándolos mientras daba un par de pasos hacia la pared más cercana, Gemini no se veía amenazante, de hecho el único que soltaba un aroma lleno de enojo como una peste era yo, pero igual, algo dentro mío me mantenía alerta, nos había encerrado en una habitación y en cualquier segundo alguna parte de Gemini podía hacer clic y enojarse.

No quiero a mi alfa enojado.

Mierda, ¡callate!

Sacudí la cabeza intentando ignorar esos vagos y asustados pensamientos de mi omega, él quería más caricias como aquellas de la sala pero primero necesitaba explicaciones, mi cabeza iba a explotar si no lo comprendía de una vez.

"¿Qué es lo que no entendés? Quería verte y no me llamabas, me dijiste que tu madre iba a venir hoy y pensé que sería genial callarle la boca, vos lo dijiste, ¿no?"

"¡Sí! ¡Pero no es tan fácil, pelotudo! Me metés en problemas, ¡te metés en problemas! ¿Qué va a pasar cuando ella le vaya a contar a todo el mundo? ¿Qué va a pasar con vos?"

"Sinceramente mientras yo no lo diga, no creo que vayan a creerle a una persona que ni siquiera conozco públicamente. ¿Sabes cuántas mujeres inventaron que tengo una relación con ellas o que esperan un hijo mío? Los medios pueden decirlo, pero no me interesa."

"Bien, ¡no te interesa! ¡Genial! ¡Todo solucionado entonces." Dije con obvio sarcasmo, rodando los ojos ante su falta de seriedad, ¡no era tan simple! Además...no me gustaba la idea de Gemini negándome ante las cámaras, ni siquiera me preocupaba oficialmente por todo lo que dirían en la facultad de mi, si no...sólo no deseaba escucharlo decir que no somos nada, me iba a romper por completo.

"Fourth, no estés triste." Lo escuché murmurar. Me olió, claro, un espacio tan cerrado era suficiente para que su nariz pudiera sentir cada una de mis fuertes y ruidosas emociones con claridad.

The Perfect Omega; GeminiFourthDonde viven las historias. Descúbrelo ahora