"¿Nervioso?"
Dejé de mover mi pierna cuando escuché su agradable voz, voltee a verlo y me encontré con esa sonrisa de lado con la que solía verse tan encantador. Liberé mi labio inferior de lo mucho que lo estaba mordiendo y suspiré, quizás empezaba a apestar a nervios más de lo que era consiente.
"Algo."
"No voy a devorarte, Fourth." Paró el auto cuando un guardia observó su cara, entonces este le permitió seguir después de que Gemini le dijera que no se preocupara, que él guardaría su auto. "Quiero, pero primero podemos cenar algo o hacer lo que desees."
Quiero que mi alfa me devore.
"Cenar algo suena genial." Asentí. Su auto se frenó y entonces otra vez los nervios empezaron a apoderarse de mi. Me sentía extraño, estaba por entrar al penthouse de Gemini, el mismo lugar donde había pasado eso hace pocas noches, ¿cómo iba a controlarme y no rogarle porque me hiciera suyo de nuevo? Ser un omega decente, yo puedo, sí puedo.
Bueno, está bien, eso estaba bien. Gemini no me está pidiendo que sea un omega como mi madre, él no quiere que me quede en casa y no trabaje, solo...solo desea verme, eso es bueno, a mi me gusta verlo también así que todo está bien. Respiré hondo, relajándome un poco. "Pero...darme la tarjeta, ¿no es como darme las llaves de tu penthouse?"
"Sí, no tengo problema, Mark también tiene una, aunque él la usará sólo para emergencias, vos podés venir cuando quieras, hasta con Yin, sería genial que lo trajeras algún día."
Me relajé mucho más cuando escuché el nombre de mi pequeño, observé al alfa ante mis ojos y Gemini me regalaba la sonrisa más sincera posible, ¿cómo negarme a algo así? Él estiró su mano y agarró mi pera, acercándome lo suficiente para que libere mi cinturón y sus labios se rocen con los míos.
"¿Estás bien con eso, bebé?"
"Uh...ujum." Asentí en un ligero movimiento, no quería separarme de ese delicado roce. "Besame, ¿sí?"
Él sonrió, mis cachetes se pusieron tan calientes antes de que sus labios atrapen los míos en un suave beso, sus caricias subieron hasta mis pómulos y entonces pasó su lengua por mi labio inferior. Aún recordaba tener la herida de la mordida que me dejó justo sobre ese lugar.
"Mío." Murmuró cuando nos alejamos, respiré profundo para recuperar el aliento y me apoyé en la puerta del auto, ¿cómo iba a sobrevivir a eso? ¿Cómo? Besar a Gemini era la mejor sensación de la vida.
Incluso me sentía algo mareado, sus besos me dejaban así, relajado, tan tranquilo, como el omega más sumiso del mundo. Esperaba él no lo note o sabría que tenía el poder de hacer que yo hiciera lo que deseara con solo tocar mis labios de la forma que sea.
Volví a la realidad cuando escuché el sonido de la puerta de mi lado abriéndose, me sorprendí al verlo parado ahí y giré mi cabeza para notar que ya no estaba sentado en el lugar del conductor. ¿Cuándo se había movido? Agarré su mano y salí del auto, él entrelazó nuestros dedos antes de ponerle la alarma al lujoso Ferrari y guardar la llave en el bolsillo de su pantalón.
Subiendo por un ascensor, llegamos al piso principal que ahora se encontraba lleno de gente, no quise preguntarle cómo hicieron la noche en que fui, cuando los betas me hicieron subir al ascensor, el primer piso se encontraba absolutamente desolado. ¿Habrán cerrado esa zona sólo para que yo suba? Aún después de una salida en el estadio más famoso de Tailandia, de un auto tan caro como mi casa y de un penthouse de película, me seguía sorprendiendo la cantidad de plata que tenía Gemini y toda su familia.
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The Perfect Omega; GeminiFourth
RomanceCuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Fourth Nattawat tiene veinte años, un hijo de tres y un lazo roto debido a su ingenuidad. ¿Qué alfa querría encarga...