★ parte 8 ★

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            Luz en el túnel 
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❤️ Paula: ¿Ah? ¿Dónde estoy?

Paula estaba en un sueño, pero no uno cualquiera. Sabía que estaba soñando y, por lo tanto, tenía cierto control sobre lo que ocurría. La sensación de surrealismo la envolvía mientras flotaba a través de un bosque envuelto en sombras, donde los árboles se alzaban como gigantes sombríos y la luz de la luna se filtraba a través de las hojas en formas inquietantes. Una pequeña luciérnaga, brillando con una luz tenue y temblorosa, la guiaba a través del bosque. Su resplandor era débil y vacilante, y parecía que la oscuridad la devoraría en cualquier momento.

De repente, el suelo bajo ella se desvaneció, y Paula cayó en un pozo profundo y oscuro, el aire a su alrededor se volvió gélido. Cuando aterrizó, se encontró frente a una puerta gris que parecía ser la única salida de ese lugar inquietante. Con una sensación creciente de inquietud, abrió la puerta y se encontró en un pasillo de escuela desolado y sombrío. Los casilleros estaban alineados a ambos lados, cubiertos de polvo y telarañas, y el suelo crujía bajo sus pies con cada paso que daba.

En las paredes, las notas se amontonaban en los casilleros como si hubieran estado allí por décadas, formando montones caóticos que emitían un leve olor a humedad y moho. Un letrero oxidado en la pared decía: "La luz en el túnel". Paula sintió un escalofrío recorrer su espalda al leerlo, preguntándose qué significado tenía.

La escena comenzó a desdibujarse, y Paula se vio transportada a un fragmento de la vida de Kevin. En un ambiente gris y deprimente, Kevin era un chico tranquilo y reservado. A sus trece años, prefería sumergirse en libros de ciencia ficción y videojuegos en lugar de socializar con sus compañeros. Su timidez y su amor por las cosas nerds lo convirtieron en un blanco fácil para los abusones de la escuela.

Desde el primer día de clases, Kevin había sido objeto de crueles burlas y humillaciones por parte de un grupo de chicos mayores. Lo llamaban "el cerebrito" y se reían de su forma de vestir y de hablar. Cada día, Kevin se preparaba mentalmente para enfrentar otra jornada de tortura. Caminaba por los pasillos con la mirada baja, tratando de pasar desapercibido, pero siempre había alguien dispuesto a recordarle su diferencia.

En clase, los abusones se sentaban detrás de Kevin, lanzándole papeles, susurrándole insultos y haciendo trampas para hacerlo quedar mal delante de los profesores. A pesar de sus esfuerzos por ignorarlos y seguir adelante, el acoso no cesaba. Sus buenas notas y su pasión por aprender solo parecían alimentar la hostilidad de sus compañeros.

Los recreos eran un tormento aún mayor. Kevin evitaba salir al patio y se refugiaba en la biblioteca, buscando consuelo en los libros. Sin embargo, incluso allí no estaba a salvo. Los abusones solían seguirlo hasta la biblioteca y burlarse de él delante de los otros estudiantes, haciendo que se sintiera aún más humillado y solo.

A pesar de todo, Kevin se aferraba a la esperanza de que algún día las cosas cambiarían. Soñaba con encontrar amigos que lo aceptaran tal como era y con demostrar a todos que era mucho más que el chico al que todos querían pisotear.

Pero mientras tanto, el acoso seguía afectándolo profundamente. Comenzó a sentirse cada vez más aislado y deprimido. Se preguntaba por qué nadie parecía darse cuenta de su sufrimiento, por qué los adultos cerraban los ojos ante lo que estaba pasando.

Sus padres notaron el cambio en su comportamiento y trataron de hablar con él, pero Kevin se encerraba en sí mismo, temeroso de que, si ellos supieran la verdad, la situación solo empeoraría.

A medida que pasaban los días, Kevin se volvía más introvertido y retraído. Ya no disfrutaba de las cosas que solía hacer y se sentía atrapado en un ciclo interminable de dolor y soledad. Se preguntaba si realmente valía la pena seguir luchando, si algún día las cosas realmente mejorarían.

Sin embargo, a pesar de todo, Kevin seguía aferrándose a la esperanza. Sabía que no podía rendirse, que tenía que seguir adelante a pesar de las dificultades. Aunque el camino fuera difícil, en lo más profundo de su corazón, seguía creyendo que algún día encontraría la luz al final del túnel.

❤️ Paula: No será... ¿Del Kevin que conozco...?

Un sudor frío comenzó a formar en la frente de Paula mientras observaba la escena. La incomodidad y la ansiedad crecían en su pecho. Algo no estaba bien. Las sombras alrededor de los casilleros parecían moverse de manera inquietante, y una sensación de terror comenzó a infiltrarse en su sueño.

❤️ Paula: Pero si esto es un sueño, ¿cómo puedo estar viendo su pasado...?

De repente, los casilleros comenzaron a transformarse. Las puertas se abrieron lentamente, y de cada una de ellas emergieron manos espectrales que intentaron agarrarla. Paula sintió un pánico creciente mientras las manos la arrastraban hacia lo más profundo, sumergiéndola en una oscuridad aún más abrumadora.

Con cada intento de escapar, las manos parecían multiplicarse, envolviéndola en una marea de terror y desesperación. Paula gritó en el sueño, pero el sonido de su voz se perdió en el abismo de la oscuridad que la rodeaba.

❤️ Paula: eh? Donde estoy.

🧡 KEVIN: acá estás, vamos tenemos que ir a nuestra misión...

❤️ Paula: ESPERA KEVIN!

🧡 Kevin: que?

Paula se detenía para hablarle, pero prefería no hablar sobre el asunto.

❤️ Paula: nada..

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                       ???? 
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ADVENTUREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora