┌──────── ∘°❉°∘ ────────┐ Valle Viola └──────── °∘❉∘° ────────┘
Paula y Kevin se encontraron frente a un paisaje árido y desolado. El viento susurraba lamentos antiguos, arrastrando arena y polvo que se colaban en cada rendija de sus ropas. El cielo estaba cubierto por una capa densa de nubes grises que no dejaban pasar ni un rayo de sol, creando un ambiente sombrío y opresivo.
❤️ Paula: Este lugar es... desolador. No puedo creer que algo así exista.
🧡 Kevin: Se siente como si estuviéramos en otro mundo... y no me gusta nada la sensación que transmite.
Las dunas de arena parecían moverse lentamente, como si tuvieran vida propia. Los escombros dispersos y las rocas desgastadas contaban historias de tiempos olvidados. Cada paso que daban hacía crujir la arena bajo sus pies, y un frío helado comenzaba a calar sus huesos.
De repente, se alzaron figuras espectrales entre las sombras de las dunas. Esqueletos, con armaduras corroídas y armas desgastadas, emergieron del suelo. Sus miradas vacías y sus movimientos lentos daban una sensación inquietante de que estaban atrapados en una existencia interminable.
🧡 Kevin: ¿Esos... son esqueletos? ¡Esto no es bueno!
❤️ Paula: No tenemos otra opción. Debemos seguir adelante y encontrar el libro.
Los esqueletos, al ver a Paula y Kevin, levantaron sus armas con un sonido chirriante. Algunos portaban espadas de hueso, talladas con antiguas inscripciones que parecían susurrar secretos olvidados. Otros llevaban arcos rotos, listos para disparar flechas que una vez fueron parte de intentos desesperados de supervivencia.
Entre las dunas, las hormigas guerreras marchaban en formaciones organizadas, sus mandíbulas afiladas listas para atacar a cualquier intruso. Las arañas tejían intrincadas redes de seda que colgaban de las rocas, camuflándose entre las sombras y esperando a que una presa cayera en su trampa mortal. Los escarabajos, con caparazones brillantes como gemas, se movían con una precisión calculada, custodiando los tesoros ocultos bajo la arena.
Un sonido de zumbido perturbador llegó a sus oídos. De entre la arena surgió un ciempiés enorme, sus joyas incrustadas en la piel brillando con un resplandor ominoso. Sus movimientos eran rápidos y fluidos, deslizando su cuerpo a través de la arena como si fuera agua. Con cada movimiento, su cola y antenas se movían en círculos, creando una danza mortal de ataques y defensas.
❤️ Paula: ¿Qué es eso?
🧡 Kevin: ¡Es un ciempiés gigante! ¡Tenemos que esquivarlo!
La criatura atacó con un giro rápido, su cola azotando la arena y levantando tormentas de polvo. Paula y Kevin esquivaron sus ataques con agilidad, mientras los insectos a su alrededor mantenían una vigilancia constante. Las hormigas guerreras comenzaron a rodear el área, sus mandíbulas chasqueando en preparación para el combate.
❤️ Paula: ¡Tenemos que encontrar una forma de alejarnos de aquí!
🧡 Kevin: ¡Mira, allá adelante hay un túnel! ¡Podemos usarlo para escapar!
Los dos corrieron hacia el túnel, sintiendo el suelo vibrar bajo sus pies mientras el ciempiés se enfurecía. El túnel estaba parcialmente cubierto de arena, pero parecía ofrecer una salida segura. Mientras se adentraban en la oscuridad, el eco de los lamentos y el ruido del viento se desvanecieron gradualmente.
❤️ Paula: ¡Esto es aterrador! No me gusta nada este lugar...
🧡 Kevin: Ni a mí. Pero tenemos que seguir adelante. El libro no estará aquí para siempre.
Con la determinación renovada, Paula y Kevin se adentraron más en el túnel, sintiendo que el peso del Valle del Viola Vacío se aligeraba un poco a medida que se alejaban de las criaturas y las sombras que lo habitaban.
