Todo sobre Loren Miller, el coreógrafo del nuevo ballet que se estrenará en el evento del año: La boda del Rey Hans I.
Loren William Miller nació en York, un pequeño pueblo al norte de Inglaterra en el que, a primera vista, no había mucho que hacer o cómo salir adelante; y, por si fuera poco, con la primera guerra mundial a sus espaldas.
Al principio el bailarín vivió su infancia como un niño normal de cualquier ciudad pequeña, pasaría las tardes en el campo de fútbol, iría por las mañanas al colegio y a la hora de comer estaría en casa para recibir un pato de gachas o algo de fruta, porque su familia, tampoco era de las más ricas de la ciudad.
Se crio con cinco hermanas, que nacieron año tras año después de él, en un pequeño piso del centro de la civilización, y tal vez por eso se adentró tanto en el baile.
Empezó a bailar junto a su hermana más cercana en cuanto a edad, Charlotte Miller, pero siguió en solitario a los diez años cuando se apuntó, con el poco dinero que tenía ahorrado, a la escuela de ballet de York, en la que sólo acogían a niñas, pero con él, claramente, hicieron una excepción.
Y una muy buena, pues en cuestión de cuatro años, tuvo una evolución que comparando al Loren de dieciséis años con el de diez, en nada se asemejaban.
Aunque había tenido una evolución aplaudible, no se notó hasta concretamente el seis de junio de 1936, día en el que tras una de sus actuaciones en Pas de deux, le comentaron que en el backstage se encontraba Benjamín Raynal, el hombre a cargo por aquel entonces de la Ópera y Ballet Parisina, que conocía qué pronto, Irlanda acogería un campus para bailarines y bailarinas tanto principiantes como para avanzados, y buscaba sus primeros fichajes que becar para que entraran aquel septiembre.
Y por el destino, o por el esfuerzo que el Loren de dieciséis años demostró aquella tarde de junio realizando aquella audición, divirtiéndose más que nadie y girando varias veces sobre sí mismo, su profesora lo llamó a una sala en la que se encontraba Benjamín y fue becado, sin que su madre se tuviera que gastar ni un solo penique.
Una vez ya en la escuela, formada desde Londres gracias a la bailarina por excelencia de la época, Ninette de Valoois, o Señorita Stannus como la llamaban sus alumnos, lo acogió con los brazos abiertos, y evolucionó con mucha más rapidez y destreza, protagonizando las navidades de ese mismo año obras como El Cascanueces, El Lago de los Cisnes como Sigfrido, o Romeo y Julieta.
Se convirtió en alguien versátil y destacado, su corta edad llamaba la atención de las grandes compañías, pero no fue hasta diciembre de 1938, a sus recién cumplidos dieciocho, cuando decidió volar del campus de Irlanda por razones que siguen siendo privadas y el bailarín reveló que no iba a confesar jamás, y fichó por una de las más grandes del mundo: El Bolshoi, en Moscú.
Aunque la tensión de La Segunda Guerra Mundial ya era palpable en aquellas zonas de Europa, a Miller solo le interesaba el ballet, y como jamás había compartido ideologías y nadie sabía si apoyaba al nazismo o a los aliados, cuando estalló la guerra no tuvo problema alguno y siguió bailando fuera quien fuese quien lo observara.
Hasta sus veinte en 1940, cuando puso punto y final a su etapa un año antes de la ruptura del pacto de no agresión entre Alemania y a URSS, y en un avión privado volvió a Inglaterra con tiempo de anticipación mostrando una inteligencia que pocos alcanzan a tener, para esconderse de una guerra de la que había sido protegido en el teatro, pero había finalmente estallado.
Se refugió de nuevo en el hogar de su infancia, y renació cinco años después, en el 45, cuando según contó en una de sus exclusivas entrevistas, Jackson Zach -su mejor amigo- le ofreció el puesto como coreógrafo oficial de la Royal Academy de Londres nada más reabrir la academia, y él llegó hasta allí corriendo nada más acabar el conflicto bélico.
Y ahora, desde ese mismo lugar y compañía, dirige un evento tan importante como es la boda del Rey Swift.
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Apology of the tearful [Alabanza a la lacrimosa]
Historical FictionHans Edward Swift, como rey de Inglaterra, debe casarse con Scarlett Andrew y tener descendencia. Esta adversidad es entonces el detonante para que el rey se vuelva a dar cuenta de que ser parte de la monarquía no hace inmune al dolor y a pesadillas...