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Minho se dejó caer en su cama siendo recibido por la suavidad del colchón, seguia perplejo por la confesión de Jisung.

Jisung lo amaba, no había forma de que hubiese imaginado las palabras de su amigo. Debió preguntar si había escuchado bien, pero algunos sus compañeros terminaron encontrándolos y asustados de que volvieran a pelear, se llevaron a Jisung a empujones.

Pero definitivamente había dicho que lo amaba, no había sido una broma. ¿Pero por qué lo amaba?

Jisung nunca había dado indicios que era gay o bisexual, al menos hasta antes de ser novios. Entre más pensaba, más confundido estaba, pero lo peor eran los desenfrenados latidos de su corazón que parecian no querer detenerse.

No quería admitirlo, pero la confesión de Jisung lo había hecho más feliz de lo que hubiera imaginado. También amaba a Han, no había tenido el suficiente coraje para decirlo y había sido su amigo y novio de mentiras quien había dado el primer paso.

Minho quería que la noche acabará tan rápido para decirle a Jisung que lo amaba. Que su corazón estaba loco de amor por él.

Una llamada lo distrajo de sus pensamientos, cuando miro el teléfono vio el nombre de Jisung y sin pensarlo dos veces contestó.

—Te amo Jisung, también te amo —dijo apresuradamente escuchando una risita burlona al otro lado de la línea.

Eso me hace muy feliz, quiero verte.

—Yo también —respondió.

Entonces ven a abrirme la puerta.

— Oh por dios, estas aquí afuera. Es demasiado tarde, tu mamá va a enojarse.

Ella puede enojarse todo lo que quiera, y sí, estoy aqui afuera y hace un poco de frío, déjame entrar por favor.

Minho colgó, bajó de la cama y descalzo se apresuró a encontrarse con Jisung, cuando abrió, sin pensarlo dos veces se lanzó a abrazar a Han, quien lo recibió con ganas y apretó el cuerpo de Lee en sus brazos. El delgado cuerpo de Minho estaba cálido entre sus brazos, ambos aferrados dieron una vuelta, balanceándose de un lado a otro.

—Creo que soy el tipo más feliz del mundo.

—Yo también Sung, soy muy feliz estando a tu lado.

—Siento que me muero de la vergüenza, estamos siendo demasiado cursis.

—Lo sé, pero es el tipo de cosas que dicen en las películas y nunca creia que algún día las diría.

Jisung se carcajeó con ganas.

—Yo tampoco.

¿𝗮 𝗹𝗼𝘀 𝗰𝘂𝗮𝗻𝘁𝗼𝘀 𝗯𝗲𝘀𝗼𝘀 𝗱𝗲𝗷𝗮𝗺𝗼𝘀 𝗱𝗲 𝘀𝗲𝗿 𝗮𝗺𝗶𝗴𝗼𝘀?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora