Capítulo 1

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Pov Alison:

La claridad de la luz del sol es lo primero que ven mis ojos por la mañana. Lo segundo, es el móvil, como cada día. Cuando mi subconsciente está tan dormido que todavía le queda un atisbo de esperanza. Entrecierro los ojos, llenos de legañas, para tratar de que las letras de la pantalla dejen de ser borrosas. A pesar de que mi cuerpo todavía está medio dormido, mis dedos saben que teclas deben presionar para entrar a mi perfil de redes sociales, haciendo que el primer estímulo del día sea, otra vez, la decepción.

Obligo a mi cuerpo a levantarse de la cama y arrastro los pies hasta encontrar las zapatillas. Ni una sola notificación. Ni un solo comentario. Las visitas estáticas en el número veinte otra vez, como cada vídeo. Odio que eso sea lo que tengo que ver cada mañana. Odio pensar siempre que esa mañana puede empezar diferente. 

Mi móvil brilla poco después con varios mensajes de mi mejor amiga, Elizabeth. Los siete minutos de audio hacen que mi boca forme una mueca para luego dejar escapar un suspiro y volver a bloquear el teléfono. Abro la puerta de mi habitación y arrastro los pies hasta la cocina con la intención de ir en busca de la pócima para revivirme. Cafeína. 

Una vez llego a mi destino, vuelvo a desbloquear el móvil y uso a mi mejor amiga de podcast mientras empiezo a prepararme el café.

—¡Buenos días, Alisooon! — La estridente y alegre voz de Elizabeth sale de mi móvil, llenando el espacio. —¿Cómo estás? ¿Cómo has dormido? Yo he dormido súper súper bien. ¡No sabes la cosa más rara con la que he soñado! Todo empezó cuando yo estaba... — Dejo escapar un suspiro y pongo el audio en velocidad uno por cinco. La voz de mi mejor amiga se vuelve todavía más aguda y algunas palabras se vuelven ininteligibles. Agarro una taza y empiezo a echarle el café mientras Elizabeth termina de contarme su sueño, pero el audio continúa. —Por cierto, tú sabes que te quiero mucho, ¿verdad? No hay día que no te lo recuerde. Pues hoy es un día normal, como cualquier otro, en el que te lo digo sin ningún otro tipo de intención escondida. —Su voz se vuelve todavía más aguda. Aprovecho mi camino hacia la nevera para devolver el audio a la velocidad normal, y lo escucho con atención. —Cambiando totaalmente de tema. ¿Recuerdas que mi madre nunca me ha querido dejar ir a ningún concierto de Fire porque según ella era demasiado joven para viajar? ¿Y qué, a pesar de ser la fan número uno de Fire, la que los sigue desde su primer vídeo de YouTube, cuando grababan en el garaje de...? —Vuelvo a ajustar la velocidad del audio, esta vez al por dos, y doy un largo sorbo al café ya preparado, empezando a perder la paciencia. —¡Me vas a acompañar! ¿Verdad? ¿Verdad? —Casi escupo el café como un dibujo animado al escuchar esa última frase. En lugar de ello, trago de golpe el líquido y me obligo a volver a escuchar el final del audio en velocidad normal. —¡Van a venir! ¡Esta noche! ¡A nuestra ciudad! Y sí, lo sabía desde hace meses. Pero creí que no ibas a querer acompañarme y... ¡Da igual! He comprado las entradas para las dos. No puedes decir que no te gusta un grupo hasta que no los has visto tocar en directo. Y- 

Paro el audio y me tomo el resto del café en solo un par de sorbos, como si de un chupito se tratase. Decido ahorrarme la parte en la que la llamo, me niego a su petición, y tengo que escucharla durante un mínimo de quince minutos argumentando las razones por las que debería acceder. Decido pensar en mi salud mental y en mi reciente dolor de cabeza y tecleo un único "Ok" para después dejar el móvil sobre la encimera y dirigirme al cuarto de baño para darme una buena ducha.

Puedo escuchar sus gritos desde aquí. Y no es una ironía, porque somos vecinas, y vive justo en el piso de abajo. Es entonces cuando me arrepiento de solo haberle respondido un "Ok" y no haberle informado de que me iba a la ducha. Si la conozco lo suficiente, y lo hago desde la guardería, está subiendo en el ascensor ahora mismo, y no tardará mucho en quemarme el timbre. Me obligo a darme una ducha contrarreloj y saco el pie de la mampara justo en el mismo momento en el que el primer tono del timbre suena. El segundo tono llega a mis oídos cuando salgo del baño, y el tercero cuando estoy a punto de abrirle. Me recibe con un grito y una amplia sonrisa.

—¡Has dicho que sí! ¡No me lo creo! ¡Has dicho que sí! ¡No vale arrepentirse, eh! — Exclama volviendo su tono de voz más agudo de lo normal mientras da saltitos haciendo que los volantes de su falda rosa pastel se levanten ligeramente. Entra a mi casa sin esperar invitación y da vueltas por el recibidor haciendo un extraño baile de la felicidad. 

Esbozo una leve sonrisa. Supongo que por verla así, merece la pena tener que aguantar a esos niñatos que se creen los reyes del mundo durante un par de horas.

Me apoyo en la pared, con la toalla enrollada en mi cuerpo, y emito un pequeño carraspeo, lo que llama su atención.

—¡Ah! Perdona. Ve a vestirte, yo cogeré algo de desayunar y te espero en el salón.

—Claro. Tú como en tu casa. — Respondo medio en broma, medio en serio, pero antes de que me encamine en dirección a mi cuarto, vuelve a gritar.

—¡Y prepárate porque voy a contarte mi plan para dormir con ellos esta noche y tú estás incluida en él!

La miro durante unos segundos, sin expresión, y me meto en mi habitación, cerrando la puerta tras de mí. Elizabeth a veces piensa que vive en uno de sus fanfics. Bueno. No solo a veces. Es su forma de vida. Estoy segura de que se ha depilado sus partes íntimas para este concierto y que está segura de que va a llamar la atención de su querido Ashton, entre miles de chicas, de tal forma, que acabarán, como mínimo, haciéndolo en la caravana de la gira. Como pasa en el último fanfic que ha escrito.

Elizabeth ha tenido mucha más suerte que yo en las redes sociales. Cuenta con más de doscientos mil seguidores en una plataforma de escritura donde se dedica a escribir exclusivamente historias sobre el grupo de Fire. Y, por consiguiente, tiene más de setenta mil seguidores en la red social con la que peleo todos los días. 

Infinitas veces me ha dicho que haga un cover de "sus chicos", que ella lo compartirá y que llegaré a todas sus fans. Pero me he negado todas y cada una de las veces. Ellos no son mi estilo. Y no pienso cambiar mi estilo por unos cuantos seguidores. Además, no me veo cantando una canción que dice. "Soy un chico malo y le gusto a las chicas buenas. ¿Por qué será?" Tal vez porque son más fáciles de manipular y de destrozar el corazón. Que es lo único que hacéis.

Pongo los ojos en blanco con ese pensamiento y respiro hondo para calmarme. Salgo de mi cuarto ya vestida y no tengo que fingir una sonrisa con ella, porque sabe perfectamente como soy, sabe que no me hace ni puta gracia tener que pasar dos horas de mi vida escuchándolos a todo volumen. Y que lo hago simplemente por ella.

Elizabeth se pasa la mano por su pelo teñido de violeta, jugando con él mientras me dedica una mirada traviesa, y me invita a sentarme con ella para contarme su locura de plan.



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Nota de autora:

¡Hola a todas y bienvenidas a Fire! Muchas gracias por leerme. Tengo un par de libros publicados por editorial llamados Someone to Alice y Someone to me. Podéis descubrir los primeros capítulos de Someone to me en mi perfil.

Tras diez años he decidido volver a Wattpad. Tengo demasiadas historias con muchas ganas de ser leídas, y soy demasiado impaciente para andar esperando siempre a las editoriales.

También puedes encontrarme en instagram como @vannesarendueles para ver más contenido sobre mis libros, y en tiktok como @vannesabooks

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FIRE | PERDIENDO EL CONTROL POR LA BOYBAND QUE ODIO. (TERMINADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora