Cuatro

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La puerta del despacho suena tres veces.

Es Vanesa.

Esa manera de llamar la caracteriza.

Doña Addison, Ana está aquí —anuncia, y automáticamente se corrije—. Abigail.

¿Abigail? ¿Quién es Abigail?

Oh, sí, la nueva Community Manager de la empresa. Tengo ganas de conocerla. Me han asegurado de que será un gran fichaje. Y confio plenamente en mi equipo. Espero mucho de esa tal... Abigail. Con poco que haga, ya superará con creces a nuestras chicas anteriores. Tengo ganas de verle la cara a esa persona que tanto han alabado.

Dígale que pase.

La puerta se abre y la nueva incorporación a la empresa queda parada delante de mí, con los ojos abiertos como platos. Nos sostenemos la mirada unos segundos. Trago con fuerza, al igual que ella.

No puede ser.

¿No hay más personas en el mundo?

¿Tiene que ser ella?

Mi entrepierna da un pinchazo, recordándola. Mierda, joder, pienso mordiéndome los carrillos. Ahora toca fingir normalidad. Somos jefa y empleada. No puedo caer en el error de tratarla de otra manera.

Señorita Abigail —hago un gesto con la mano señalándo la silla que tengo delante—. Siéntese.

Avanza un paso, agarra la silla, la desliza hacia atrás, se tropieza con la pata y da un traspié antes de dejarse caer en ella aparentando normalidad.

¡Es adorable!

Me encanta verla así de nerviosa. Aguanto la risa y miro ese rostro angelical que tanto he echado de menos. Pensaba que no volvería a verla nunca más. Y aquí está. Para mí sola, en mi despacho.

Es un placer tenerla en mi empresa. Me han dicho que es usted una de las mejores candidatas.

¿Ah sí?

¿Se sorprende? ¿No confía en usted?

Sí, claro que sí. Es que...

Se lo habrán comentado —atuso mi flequillo—, pero esperamos mucho de usted. Aquí tendrá el mejor ambiente para trabajar. No se preocupe por nada. Estará a gusto porque nosotros haremos que lo esté.

Es... un placer formar parte de este equipo.

¿Vanesa le ha indicado cuál es su despacho?

Hace una adorable mueca de desconcierto que consigue derretirme. Abigail es una chica de lo más sencilla: morena, media melena castaña, con unos ojos marrón claros, que según les de la luz del sol pueden evolucionar a verdes. Labios carnosos y una energía magnética. No debe de superar el metro sesenta y cinco, lo cual me encanta, porque le saco una cabeza.

Ya veo que no —me levanto de mi asiento de cuero y me paro frente a ella. Nuestras miradas se encuentran—. ¿Viene? Le enseñaré su despacho.

Saber que llevo detrás de mí a la chica que me hizo llegar al cielo en un baño de mala muerte, me hace estar distraída, nerviosa. Atravieso el largo pasillo envuelta en recuerdos: su manera de morder mis labios, tocar mis pechos. Su destreza ahí abajo. Nuestra conexión inmediata. Espero que ella también la hubiera notado. Miento si digo que no tuve el mejor y más rápido orgasmo de mi vida. No sé qué me hizo, pero consiguió dejar temblando mis piernas durante la siguiente media hora.

Addison Lane (Mejora del libro original)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora