¡Por fin es Viernes por la noche!
Rose, Elena y yo hemos acabado de nuevo en Éxtasis. A mis amigas les gustó el sitio y, a pesar de que yo no quería venir, me han arrastrado entre frases como: «Si no va a volver por aquí». «No te la vas a encontrar de nuevo». «¡Menuda casualidad sería!» Y tienen razón. Aunque la verdad es que no estoy nada relajada. No paro de mirar a todo el mundo, por si aparece por arte de magia. Hemos tenido una semana dura las tres en el trabajo. Y esta mañana casi me vuelvo loca con el artículo de los consoladores. Pero más loca me iba a volver cuando he visto a la jefa con su marido, y cómo le ponía la mano en la cintura. Aquí, en el Éxtasis, es mi momento de descargar toda la energía de mi cuerpo. De saltar, bailar, reír, beber y darlo todo hasta olvidar que... quizá Addison Lane me está empezando a gustar más de lo que debería.
—¡¡Ronda de chupitos!! —grita Rose—. El primero nos lo tomamos por el artículo que está haciendo esta hija de perra.
Sonrío de lado y Elena me da un abrazo.
—¡¡Pon tres chupitos de tequila, por favor!! —pide Rose a la camarera.
—Hoy voy a bailar hasta quedarme sin pies —anuncia Elena.
—Yo bailaré contigo. —Le digo.
La camarera deja tres vasitos de chupito delante de nosotras, los llena en un movimiento y nos pone un plato con limón. Lo chupamos, brindamos y lo bebemos de una. Elena grita al aire, llena de euforia. Rose suelta una carcajada y yo las agarro de las manos para arrastrarlas a la pista. Rose baila agitando los brazos y dando saltos. Elena se contonea sensualmente, como ella sabe hacer (es una delicia verla bailar). Trato de imitarla, pero no lo consigo. Resulto de todo, menos sexy. Nos hemos vestido a conciencia para la ocasión. Vamos perfectamente maquilladas. Elena ha elegido un mono negro, sandalias a juego, y ha recogido su pelo en una coleta alta. Está preciosa. Rose lleva una falda pantalón a cuadros y una camisa blanca. Yo me he decidido por un top transparente que deja ver mi sujetador negro, una falda de tubo y unas botas militares. Me ha costado enfundarme en este outfit. No me suele gustar vestir así. De hecho, me veo rara. Pero me lo compré para usarlo algún día. Y hoy, era el momento de sacar a la Abigail Pearson sexy y salvaje que siempre está escondida.
Elena apoya los brazos en mis hombros y bailamos frente con frente.
—¡Estás cañón esta noche! —dice, elevando la voz por encima de la música.
—Tú siempre lo estás.
Me da una palmada en el culo y se separa para bailar con más energía. La muchedumbre se mueve de un lado a otro al ritmo de la música. Las luces de colores y el humo que aparece de la nada de vez en cuando, dan el ambiente necesario. La gente corea los estribillos de las canciones más conocidas, y grita cuando empieza otra que, supuestamente, es un «temazo». Se nos van dos horas bailando en la pista. Rose se ha encargado durante todo este tiempo de reponernos la bebida cada vez que los vasos estaban vacíos.
Calor, sudor, mareo.
El alcohol empieza a pasar factura en nuestro cerebro. Pero nos da igual. Vamos a seguir bailando hasta que nos duelan los pies; como dice la canción que está sonando ahora.
La cantamos a todo pulmón.
«Bailamos hasta las diez, hasta que nos duelaaan los pieees».
—¡Qué rollazo lleváis! —una chica aparece de la nada, nos mira a Elena y a mí y esboza una pícara y alcoholizada sonrisa—. Me encanta vuestra complicidad.
Elena y yo nos miramos.
Es una chica preciosa; morena, ojos marrón claro, pelo largo hasta el culo y un vestido bastante... interesante.
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Addison Lane (Mejora del libro original)
RomanceAbby es una joven de veinticinco años que ha conseguido un buen puesto en una gran empresa de publicidad. Addison es su jefa pero... ¿ya se habían visto en alguna parte? MEJORA DE LA "ADDISON LANE" ORIGINAL.