Mi pequeño alfita (sungsun)

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—Estoy tan ocupado—murmuró el omega, mientras llevaba sus dedos hacia el puente de nariz para acariciarlo con estrés. Habían pasado unos cuantos minutos desde que estaba absorto en el estrés, así que una vez que se dispuso a volver a trabajar, no pudo evitar voltear hacia el cuadro de su hija de estaba en la oficina que tenía en casa. Una sonrisa se había asomado por si sola en sus labios, mientras recordaba lo lindo que había sido tenerla en su vida. Empezó a escuchar unos pasitos corriendo por todo el pasillo gritando felizmente "mami, mami, mami", lo que hizo que su sonrisa se ensanchara aún más.

—¡Mami, mami, mami!— siguió gritando Sung-Hee mientras entraba a la oficina de su progenitor.

—¿Que sucede cariño?— dijo Sunoo con una voz dulce, mientras estiraba sus brazos, para subir a su hija en sus piernas.

—¿Jugamos a las princesas?— preguntó la menor con una sonrisa, mientras le colocaba una linda corona de plástico en su cabeza.

—¿Y si vamos a la cocina por helado?— preguntó Sunoo con una sonrisa, mientras su hija arrugada la cara y mostraba una extraña sonrisa de complicidad. Sunoo tomó eso como un si, mientras jugaba con Sung-Hee entre sus brazos a medida que ambos caminaban a la cocina.

—¿Que dices si vemos una película de princesas y luego dormimos un rato por la tarde?.

La niña empezó a chillar y a patalear mientras gritaba repetidas veces "sí". —Eres el mejor del mundo entero— dijo la menor dejando muchos besos en las mejillas de Sunoo, mientras sonreía de una manera tan amorosa a su hija, quien no paraba de hablar de lo perfecto que sería para ella hacer eso.

Y mientras Sunoo estaba sirviendo el helado para ambos, pudo ver a su hija sentada el mesón moviendo sus piecitos alegremente ya que ellos no podían alacanzar el suelo. Nuevamente miró a su hija con una sonrisa tan perdidamente enamorada de aquella pequeña que hacía sus días más felices, haciendo que se sintiera afortunado de tener a la mejor hija del mundo a su lado.

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—¡Quiero ver a Sung-Hee hoy!— insistió Heeseung mientras escuchaba a Sunoo negar repetidas veces.

—Hace dos semanas dejé que fueras con ella al parque y llegó con sus manitos raspadas, a parte, me llamaste llorando diciendo que lo la encontrabas, ¿como quieres que la vuelva a dejar en tus manos?— carcajeó Sunoo mientras escuchaba a Heeseung chillar através de la línea telefónica.

—Ella había ido a buscar la pelota, además ella sigue viva y le ayudé con sus heridas— volvió a insistir Heeseung escuchando a Sunoo negar de nuevo.

—Puede ser otro día, hoy quedé de llevarla con mis padres, estaré ocupado todo el día en el depósito que queda a unos 20 minutos de la empresa. Haremos revisión en las cámaras porque hay productos que han estado desapareciendo, será un trabajo pesado así que mis padres hoy se quedarán en casa, por lo que decidí dejarla con ellos.

—Entiendo Sun, no pasa nada, vayan con cuidado por favor. Por cierto, iré a visitar a tus padres hoy, hace un tiempo no lo hago, te veo ahí para almorzar.

—Justo ahora estoy llegando a casa de mis padres, cuídate Hee, nos vemos entonces.— cortó la llamada el omega, mientras volteaba a ver su hija en el asiento trasero del auto, esta se encontraba totalmente dormida, mientras abrazaba el peluche que Heeseung le había dado hace una semana atrás.

Una vez entró a la mansión de sus padres, pudo ver a estos saliendo con una enorme sonrisa, acercándose al auto para ayudar a Sunoo a bajar las cosas de la niña.

Jungkook, miró a la niña dormida en el asiento trasero, así que abrió la puerta y la tomó con extremo cuidado entre sus manos. —Es tan hermosa— sonrió el mayor, mientras veía a Sunoo y a su esposo asentir con una enorme sonrisa.