01 - Patrizia - ✔️

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"Quisiera poder olvidar aquella noche, 

pero el recuerdo es tan dulce que me duele dejarlo ir."


-Oh, dios —un jadeo escapa de mis labios cuando subo el nivel de vibración.

Su boca, sus labios, la aspereza de su barba me asalta en cuanto lo paso por mi clítoris, aguantando el aire en mi pecho. El recuerdo de sus manos sobre mi cuerpo me lleva al límite cuando acaricio mi piel, pero las mías son demasiado suaves para ejercer el mismo efecto.

—Joder —necesito algo más, necesito volver a sentirlo como aquella noche.

Me hundo en un mar de incertidumbre cuando giro mi rostro hacia el teléfono que descansa sobre la mesita, pero no, no puedo hacerlo. No puedo llamarlo, por más ganas que tenga, no puedo cruzar esa línea.

"No quiero que vuelvas a darte placer sola, cuando lo necesites me llamarás"

Sus palabras me asaltan y un gemido de frustración sale de mi garganta cuando no consigo llegar al orgasmo, a pesar de estar jodidamente excitada, no llego a terminar y, lo odio. Lo odio, porque este juguete jamás me ha defraudado hasta que el mismísimo diablo me enseñó a pecar.

Lo maldigo en silencio cuando mis pezones se endurecen hasta dolerme bajo las sábanas de seda y mis dedos ocupan el lugar del vibrador entre mis piernas. Una sonrisa picara me cubre los labios al sentir la humedad entre mis muslos, arqueándome sobre el colchón al buscar mi propio placer.

Hace años que aprendí a satisfacer mi cuerpo y nunca me he fallado a mi misma.

<Hasta ahora>

El recuerdo de su voz, del calor de su aliento en mi cuello me enloquece, dándome la vuelta en la cama, abriendo mis piernas mientras las sábanas ocultan mi cuerpo desnudo y mis dedos cada vez más atrevidos buscan un desahogo rápido.

Pero no llega.

—¡JODER! —necesito más.

Vuelvo a coger a mi mejor amigo, mi fiel sirviente y el que nunca defrauda. Tal vez no pueda meterlo en mi vagina por cuestiones de negocios, pero hay otros agujeros en mi cuerpo con los que he aprendido a satisfacerme.

Recojo los jugos de mi excitación y lo lubrico de arriba abajo, pasándolo despacio entre mis labios hinchados mientras mis dedos buscan mi culo, arañando mis nalgas y haciéndome gemir.

Me retuerzo sobre la cama cuando meto un dedo en mi interior, abriéndome despacio, preparándome para acogerlo. Es un juguete pequeño, algo fácil de esconder y rápido de usar pero tiene un modo vibrador con tres niveles que me hacen enloquecer y por lo que la chica del sex shop me convención para comprarlo.

Ahogo un gemido ronco contra el colchón cuando fuerzo un segundo dedo, penetrandome con el recuerdo de otros dedos en mi mente. Mis rodillas se abren sugerentes dándome mejor acceso a mi propio cuerpo, buscando mi clítoris que palpita por atenciones.

Un gemido escapa de mis labios y aguanto el aire, atenta al otro lado de la puerta por si escucho algún ruido fuera de mi habitación, incrementando mi excitación por ser descubierta masturbándome.

Pero es demasiado temprano para que alguien esté despierto en casa, a pesar de que hoy habrá una gran fiesta, mi familia aún no se ha levantado.

Muerdo mis labios, recuperando la concentración en mi propio placer al sentirme al borde del abismo. Estoy apunto de caer por un acantilado cuando rozo el consolador por mi culo, apretando ligeramente sin introducirlo en mi interior.

Secretos con el señor de la mafia (+18) [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora