Capítulo 17

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—No vas a volver a llevar la ropa de otro hombre —sus palabras mueren contra mi sexo mientras me da placer con su lengua

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—No vas a volver a llevar la ropa de otro hombre —sus palabras mueren contra mi sexo mientras me da placer con su lengua.

No puedo prestar atención a lo que me dice, solo puedo entrelazar mis dedos por su cabello mientras oleadas de placer me recorren el cuerpo, haciéndome gemir en su boca cuando me hace llegar al orgasmo con tanta facilidad.

—¿Me has oído pipiola? —se incorpora de rodillas mientras se lame los labios y se desabrocha la camisa en una tortuosa danza que me hipnotiza.

—¿Umm? —no puedo quitarle los ojos de encima, me vuelve loca mirarlo.

La barba le cubre el rostro y me raspa cada vez que me besa, enloqueciéndome. Y su maldito cuerpo me deja sin aliento, es la primera vez que lo veo sin ropa y tengo que morderme los labios para no abalanzarme sobre él, sobre cada maldito músculo de su pecho, sobre los sutiles abdominales de su vientre. Una ligera capa de pelo cubre su piel bronceada y con un dedo juguetón sigo esa franja de pelo que muere bajo su cintura...estoy apunto de tener otro orgasmo solo contemplándolo.

Un suave gruñido sale de su garganta y me agarra la mandíbula con sus dedos, llamando mi atención y fijando sus ojos en los míos. Destilan celos y me hacen humedecerme aún más.

—No vas a volver a ponerte la ropa de otro hombre...—me da un azote en el coño que me hace sobresaltarme en un gemido de placer.

—Es lo único que tenía...

—Prefiero que vayas desnuda a que el olor de otro hombre cubra tu piel —sus ojos están cargados de deseo y le doy un lametón en los labios aún con mi sabor en ellos, mientras mis dedos traviesos sueltan su cinturón y dejan salir su enorme polla de la prisión de sus pantalones, lista para penetrarme.

—¿O, qué? ¿Vas a castigarme? —una sonrisa pícara me cubre el rostro.

Sus ojos centellean por un segundo y un gemido sale de su garganta cuando la agarro en mis manos.

—Si juegas con fuego te vas a quemar pipiola —me detiene, poniendo su mano sobre la mía.

—Yo soy la chispa que prende ese fuego...—y con un suave golpe azoto la punta de su polla.

Sus ojos se oscurecen pero se contiene, puedo notarlo en como vibra su cuerpo ¿por qué se contiene?

—Ven aquí, chispitas —tira de mi cuerpo para quitarme la camiseta y dejarla caer a un lado de la cama.

—No me llames así, parezco un perro...—mis palabras mueren contra su boca que busca de nuevo mis labios mientras me quito el sujetador.

La risa inunda la habitación mientras se tumba sobre mí, abriendo mis piernas, recorriendo mis muslos y apretando mis nalgas con sus manos.

—Bueno, un poco perra si eres...

Me hago la insultada y azoto su cara, su mirada se vuelve oscura y me calienta la sangre, necesito sentirlo dentro de mi.

Secretos con el señor de la mafia (+18) [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora