Capítulo 4

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Siento que vuelca su frustración con cada azote que me da, y yo empiezo a cambiar los gritos por gemidos

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Siento que vuelca su frustración con cada azote que me da, y yo empiezo a cambiar los gritos por gemidos. Mi humedad me chorrea por los muslos y me palpita el clítoris por la falta de atención.

—Abre la boca.

Se coloca delante de mí, y sin piedad mete su polla dura en mi boca.

—¿Quieres que sea solo tuya? Reclámala Patrizia, muéstrame cómo te tragas toda mi polla.

Sin piedad la mete hasta el fondo, dándome arcadas, las aguanto mientras presiona su polla en mi garganta haciéndome babear todo el suelo. Le excita, noto como le palpita en mis labios.

Me agarra del pelo, levantándome la cabeza mientras la saca despacio, dándome golpecitos en los labios con su punta. Y recogiendo las babas de mi cara. Solo para volverla a meter más fuerte, más rápido. Usa mi boca a su antojo, hasta que los ojos me lloran, hasta que no puedo respirar.

—Mírame .-su voz es un susurro que me hace apretar las caderas contra la mesa.

La saca de mi boca, y recoge mi pelo en su mano, rodeándose los nudillos. Se agacha a mi altura y me escupe en la boca, metiéndome dos dedos dentro con la otra mano, los chupo con ansia como hice antes con su polla dura y palpitante.

Lo oigo gemir, se incorpora y cambia los dedos otra vez por su polla y sin piedad empieza a follarme la boca, agarrándome de la nuca.

—Mírame, pipiola .-esta vez me parece una súplica.

Y eso hago, cuando levanto la mirada y nuestros ojos se encuentran, los suyos brillan de una forma nueva para mi, y de un gemido me llena la boca de semen, haciéndolo rebosar sin sacarla de mi garganta, goteando el suelo y llenándome la cara de leche.

Se queda ahí sin moverse durante unos segundos, y la saca algo más flácida de como entró en mis labios. Vuelve arrodillarse ante mí, mirándome, y recoge todo el semen de mi cara para meterlo otra vez en mi boca con sus dedos.

—Todo esto es tuyo cariño.

Lo contemplo cuando se levanta ante mi otra vez duro, joder. Y se ríe ante mi inocencia. Mostrándome su mejor sonrisa, una que guardaré en el fondo de mi alma. Camina despacio hacia una pared y coge algo, una especie de cuerda con bolas y se coloca detrás de mí.

Pasa sus manos otra vez por mis nalgas, algo sensibles por sus azotes, y antes de que me de cuenta de que hace me abre las nalgas y empieza a devorarme con su boca desde atrás.

No puedo pensar, solo sentir y gemir con cada lametón que siento. Creía que este hombre no podía darme más placer, estaba equivocada, jamás he sentido nada igual. Sentir su lengua pasar de mi coño a mi ano me está volviendo loca.

Masturbarme pensando en su boca es una cosa, pero sentirla es otra muy diferente. Mis gemidos se intensifican cada vez más, me introduce un dedo en el coño y creo que voy a correrme cuando noto ese juguete en mi culo. Mete las bolas despacio, una a una hasta la mitad, y vuelve a sacarlo haciendo que me corra en un orgasmo brutal. Las piernas me tiemblan y mi coño chorrea hasta mis tobillos. Me duele la garganta de gemir como una perra.

Se pone de pie detrás de mí y vuelve a colocar su polla entre mis nalgas, jugando con mi agujero. Pero apoya la punta en mi coño y una alarma salta dentro de mi. Eso no puedo dárselo, tiene mi cuerpo a su antojo pero no puedo darle mi virginidad.

Está metiéndola despacio por mi vagina, cuando me hace reaccionar.

—Para Dante, maldita sea, joder. NARANJA.

No me acordaba de la puta palabra.

Se detiene en seco. Jadeando, puedo notar su lucha interna por parar. Pero no la saca, y eso me preocupa.

—¿Por qué? .-su voz es grave y profunda, está enfadado.

—Por favor, no lo hagas, eso no puedo dártelo.-una lágrima escapa por mi mejilla, pero desde esa posición no puede verla.

—¿Por qué? ¿Vas a dárselo a Lorenzo? .-sus palabras me duelen como si me hubiera abofeteado.

No le contesto, lágrimas amargas se escapan de mis ojos en un llanto silencioso.

Cambia de agujero y me la mete sin piedad en el culo, haciéndome gritar por la impresión. Su polla es enorme y me llena entera. Me folla con rabia, puedo notarlo en como aprieta sus dedos en mis nalgas. Vuelve a azotarme más fuerte, dejando sus dedos en mi piel, como si quisiera marcarme. Y lo que debería ser desagradable, me está enloqueciendo.

—¿Esto es lo que quieres?¿Que te folle como una puta? .-hay odio y rabia en su voz.

Algo en mi corazón se rompe, no por sus actos, sino por sus palabras. Y no puedo evitar un sollozo. Se para en seco y se acerca a mi oído. Tirando de mi pelo hacia atrás.

—Escúchame bien Patrizia, por encima de mi cadáver otro hombre va a coger lo que es mío. -un escalofrío me recorre la columna cuando lo oigo susurrarme esas palabras.

Se retira sin eyacular, apartándose de mí, lo veo alejarse por la sala, hasta su sillón. Le hace un gesto a la mujer que viene hacia mi, y me desata. Me duelen las ataduras y me han raspado un poco la piel. Recojo mi ropa, vistiéndome deprisa, y me marcho. Cuando llego a la puerta me giro y la mujer vuelve a estar entre sus piernas, chupándosela. Una lágrima amarga vuelve a mojarme la mejilla. Ni siquiera me mira. Y de un portazo le digo adiós al hombre con el que he soñado desde que me convertí en mujer, al único con el que he soñado entregarle todo pero no le corresponde a él cogerlo.

Secretos con el señor de la mafia (+18) [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora