9. El chico palizas

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Samantha Miller...

-Listo, señorita Miller, ya puede irse a casa y le pido mis más sinceras disculpas- Me dijo el oficial, que si no mal recuerdo, se llama Esteban-

-No se disculpe, no fue usted-

-De igual manera, no quiero que piense que todos los oficiales aquí son así- Ambos nos levantamos y me abrió la puerta para que saliera- Ah por cierto- Sacó una tarjeta- Si vuelve a por estos lados, que espero que no, este es mi número, llámame y yo mismo solucionaré su problema- Dijo muy cortés y amable, se notaba que estaba muy avergonzado por lo que ocurrió con su compañero-

-Recibo a tarjeta y la guardo en mi bolsillo de mi pantalón- Lo tendré en cuenta, gracias-

Salí de la oficina y a mi espalda la puerta se cerró, me encontraba en el tercer piso, por lo que las chicas me están esperando en la planta baja para irnos de una buena vez-

No puedo dejar en ese chico, su cabello negro, el piercing de su nariz, los tatuajes de sus muy trabajados brazos, lo sexy que se veía en ese traje completamente negro que resaltaba sobre su piel más blanca que un papel. Y ni que hablar de su potente tono de voz grave y ronco al defenderme de ese hijo de puta.

Tranquilamente si me dice desvístete, lo hago en menos de dos segundos y sin reprochar nada...

Comencé a sentir un pequeño calor en las mejillas, seguramente me he sonrojado. Pero qué diablos estoy pensando. Qué vergüenza.

Me entretengo en mis pensamientos, mientras voy mirando el suelo para que no se note tanto mi nuevo tono en las mejillas, y cuando estoy por doblar hacia la derecha para dirigirme a las escaleras, me llevo puesto un muy duro cuerpo, que ante nuestro choque coloca sus manos en mi cintura para sostenerme cuando me fui para atrás.

-Lo siento, venia distraída-

-Siento una pequeña risa- Que no se te haga costumbre que este salvándote- Me soltó-

-Levantó la mirada- Eres tú, el chico palizas -

-Vaya forma de darme las gracias- Dijo poco ofendido- Me llamo Theodore, pero tú puedes decirme mi salvador, encantado de conocerte- Tomo mi mano y dejo un beso en el torso de ella y luego la dejó suavemente-

-Me reí ante su comentario- Samantha- Me presente- Y prefiero el chico palizas- Él sonrió- Gracias por lo de la otra noche, no sé qué me habría pasado si no hubieras estado ahí-

-No fue nada-

-Me gustaría compensarte el malestar que te genere, no debe haber sido agradable pasar toda la noche tras las rejas-

Pareció meditarlo unos minutos.

-Está bien, me gustaría conocerte- Dijo cruzándose de brazos-

¡¡¡QUE!!!

A lo mejor mi cara de pánico, o el cambio repentino del color de mi piel lo que hizo que repensará sus palabras.

-Como amigos, conocernos como amigos- Se corrigió rápidamente-

-Está bien- Dije más calmada- No s...- Fui interrumpida por una voz a su espalda-

-¿Por qué mierda tardas tanto?- Se lo escuchaba muy molesto e irritado- Necesitas ayuda para encontrar el maldito ba...- Se frenó en cuanto se puso al lado de Theo, bajó la vista y me vio- Oh no te había visto- Dijo un poco más relajado-

Yo y mi metro sesenta y tres nos sentimos muy ofendida ante ese comentario. No es nuestra culpa que tú puedas gozar, de no sé, un metro ochenta.

-No te preocupes, es normal que no me vean- Dije un poco seria-

Me encontréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora