10. No me temen, y eso está mal

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Advertencia: Contenido violento y sensible. En caso de no gustarte el contenido, no lo juzgues, simplemente saltéate la segunda parte. Pero si sigues leyendo ya es tu responsabilidad, cariño.

Dicha la advertencia, que empiece el capítulo.


Bastian Volkov...

Hace media hora he terminado mi llamada con Samantha, media hora desde que Theodore no ha parado de burlarse de mí.

-Terminaste- Dije irritado-

-No puedo creer que le hayas dicho eso- Seguía el muy imbécil carcajeando-

Cuando Theodore recibió el mensaje, pensé que yo también recibiría uno, pero no fue así.

Por un momento pensé que la había asustado un poco, debido a la forma en la que actué al dejarle mi tarjeta, por lo que decidí no insistirle y esperar a que me mandara un mensaje, ya que todavía figuraba que estaba en línea.

Pero todo se fue por el caño, cuando se desconectó y yo no recibí el mensaje.

Me dejó indignado.

-Hubieras dicho otra cosa, solo la necesitaba dos minutos más en la línea para rastrear su ubicación, no una hora- Dijo limpiándose las lágrimas de la risa-

-Ya idiota, para de una vez o voy a romperte de nuevo la mano- Lo amenace-

Y aunque nunca lo vaya a admitir en voz alta, no la llame solo para tener la ubicación exacta de su casa. Había algo más.

Desde que habíamos llegado a mi departamento, no había parado de recibir malas noticias. Primero que Rebecca, me mandado compulsivamente millones de mensajes exigiendo una explicación del porque me había ido, luego llamadas de mi secretaria, informándome que Rebecca se presentó, junto a su padre, en mi oficina y la susodicha hizo una escena amenazando a mis guardias de seguridad y ella también. El tercer problema fue mi padre, que estaba sorprendido ante mi repentino viaje. Y aunque me haya desagradado haberle mentido tuve que hacerlo, no podía decirle el verdadero motivo de mi viaje, ya que el informaría a los italianos y es lo que menos quiero.

Y ante todos esos problemas, me nació la necesidad de escuchar su dulce voz. No sé el porqué, pero al escucharla, la presión que sentía en los hombros se desvaneció enseguida.

Y si lo admito, le dije favoritismo porque me genero un poco de rabia, no celos, que eligiera a Theodore y no a mí.

Pero como dije antes, jamás lo admitiría en voz alta.

-¿Ya tienes sus datos?- Pregunté-

-Sí, aquí los tengo- Me entrego unos papeles que imprimió mientras yo estaba sumergido en mis pensamientos- Sus padres, Karen y Thomas Miller, los más reconocidos empresarios del estado, no tienen otro familiares, son únicamente ellos, los tres viven en una de las propiedades más prestigiosas del centro del estado- Me da en otro papel la dirección y vuelve a sentarse frente a l computadora- Eso es lo básico, si me das más tiempo, encontraré más.

-De acuerdo, busca sus redes sociales, seguramente tiene más datos allí-

-¿Y qué harás?, ¿Le mandaras una solicitud?- Se burló mostrando esa estúpida sonrisa-

-Lo golpee en la nuca- Déjate de idioteces, o te borrare esa estúpida sonrisa que tienes a golpes-

Ya estaba hasta la coronilla de sus comentarios, le hace falta un polvo...

-Mi teléfono sonó y atendí antes de que suelte alguna idiotez más- ¿Qué quieres?- Me fui alejando de la habitación de donde estábamos-

-Jefe, tengo la información que me pidió, y no creerá lo que encontré...-

Me encontréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora