01.

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Era una mañana de verano como cualquier otra. Clara se desperezó en la cama, intentando despertarse. Todavía seguía cansada, el día anterior había sido agotador y, muy probablemente, también lo sería hoy.

Aún en pijamas, fue directo a la cocina a prepararse un café con leche, en dónde se encontró con su madre, quien estaba tomando mates, leyendo noticias a través del celular.

— Buenos días, bella durmiente —la saludó su madre.

— Buenos días, mami —contestó Clara— Hoy va a ser un día largo...

— ¿Tenés clases todo el día? —preguntó la mujer.

— Ahora voy a ver un par de departamentos y a la siesta arrancó con las clases —comentó Clara mientras se servía una taza de café de la cafetera y le agregaba un chorrito de leche— Espero que se pase rápido.

Su madre le dio palabras de aliento, seguidas de un beso en la mejilla, yéndose al trabajo.

Clara se tomó su tiempo para desayunar, luego fue hasta la habitación y se cambió. Se aplicó un poco de maquillaje, cosa que se le había hecho costumbre, un poco de máscara de pestañas, rubor y bálsamo labial, y salió disparada a hacer los quehaceres del día.

Recorrió la Capital Federal en busca de un ansiado departamento, lo cual un poco la entristecía. Mudarse del todo en Buenos Aires significaba que ya no volvería a Inglaterra, pero a la vez intentaba no pensar demasiado en eso.

Por el momento, las cosas eran así.

Finalmente, se decidió por uno, pero como los papeleos y trámites son largos, la gente de la inmobiliaria le dijeron que debían evaluar su perfil para ver si era apta para alquilarlo o no.

Así que, derrotada, se fue a la escuela donde daba clases de pastelería.

Clara comenzó a ponerse el uniforme junto con el gorro, sus alumnos llegarían a las tres.

Pero antes de eso, se tomó su tiempo para almorzar y mirar noticias en su celular. Había bajado una aplicación para poder saber el minuto a minuto del Chelsea, que le informaba sobre los próximos partidos.

Intentaba no pensar mucho en que se había vuelto hincha de los azules simplemente por Enzo, pero disfrutaba cada partido que veía.

No pensaba en él tanto como cuando apenas había vuelto, pero su recuerdo aparecía de vez en cuando en su cabeza. A veces hablaban e intercambiaban mensajes, pero evidentemente ya no era lo mismo.

Los separaban demasiados kilómetros, y las posibilidades de que ella fuera a verlo, o al revés, eran casi nulas. Por más que lo deseaba con toda su alma, ya no podía seguir pensando en Enzo de esa manera.

Sin embargo, era la primera en alentarlo, defenderlo y apoyarlo a través de las redes. Incluso algunos familiares la cargaban, diciéndole que ahora era más inglesa que argentina.

"Vos tenés que de ser Boca Juniors" le decía un tío siempre que la veía. Pero Clara, que todavía no seguía del todo el fútbol, se negaba. Solo seguiría al Chelsea.

Sus alumnos llegaron puntuales, era algo que Clara exigía en cada una de sus clases. Rápidamente se puso para las recetas del día: merengues.

Fue mesa por mesa explicándole a cada uno los distintos tipos de batidos y sus alumnos empezaron a realizarlos a la perfección, ella muy orgullosa de ver cómo se superaban día a día.

La noche se fue acercando y Clara terminó la última clase. Estaba cansada y hambrienta, solo quería llegar a su casa para poder descansar.

Apenas llegó, se sacó el calzado y se dirigió a su habitación. Dejó su pijama sobre la cama y se dirigió a la ducha, en donde estuvo un buen rato relajando su cuerpo.

𝓛𝓪 𝓬𝓸𝓬𝓲𝓷𝓮𝓻𝓪 ɪɪ | ᴇɴᴢᴏ ꜰᴇʀɴᴀɴᴅᴇᴢ | ᴀᴍɪꜱᴛᴏꜱᴏꜱ | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora