22.

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Fue pensando durante todo el camino sobre lo que podía llegar a decirle, no quería sonar como el malo de la película, pero inevitablemente, iba a serlo.

Clara lo esperaba en el lobby, tenía unas ojeras marcadas y llevaba varios días sin ver a Cristian. El jugador no se había vuelto a contactar con ella después de los vídeos, aunque todavía seguía pagando la habitación en donde se alojaba.

Se saludaron con una sonrisa a medias y salieron al patio del hotel, en donde se sentaron a tomar un café. Ella encendió un cigarrillo, le temblaban un poco las manos, producto del frío y los nervios.

— Clari, sé que probablemente soy la última persona a la que querés ver, gracias —dijo Enzo, jugando con sus dedos sobre la taza de café.

— La verdad que sí, pero bueno.

— ¿Te quedaste porque él te lo pidió? —indagó Enzo.

— ¿Y eso por qué es importante?

Enzo se llevó las manos a la cara, frustrado. Ya empezaban mal.

— Solo quiero saber, no hace falta que te pongas a la defensiva —Clara aflojó un poco su malhumor.

— ¿A la defensiva? ¿No estoy hablando con la misma persona que dijo que iba a hacer que me echaran de mi trabajo? —murmuró ella, mirándolo a los ojos.

— ¡Era mentira! ¡Obvio que era mentira! —contestó él, exaltado— ¿Cómo voy a hacer eso? Clara...

— Hiciste lo mismo en Inglaterra, ¿qué esperabas? Encima no hiciste nada cuando te enteraste de que renunciaba, ni te importo.

— No, porque era tu decisión...

— Me amenazaste.

— Bueno, puede ser, pero no te obligue.

— Era renunciar o hacer que me echen, vos elegí —dijo ella, dándole una pitada al cigarrillo.

Enzo se cruzó de brazos, le dio un sorbo al café, haciendo una mueca cuando se quemó la garganta con este. Estaba amargo y demasiado caliente. Lo dejó nuevamente sobre su plato y observó a Clara en silencio.

— Perdón, pero ya sabes como soy...

— Eso no es justificativo para que me trates como lo haces —dijo Clara— Y ahora apareces solo porque se filtró ese video, si no tampoco te hubiera importado.

— Estás en todos lados, quería saber cómo estabas con eso —murmuró él, como si fuera obvio.

Clara empezó a bajar el malhumor, empezando a repasar mentalmente todo lo que había pasado en esos días.

— Cris dejo de venir —empezó ella— Él está pagando el hotel, todavía lo hace, pero me voy a ir. Todo es... demasiado complicado.

— Me gustaría que te quedes, pero esta vez es tu decisión.

Ella asintió, agarrando la taza de café y dándole un sorbo.

— Sí, sería lo mejor—dijo Clara.

Se quedaron en silencio unos minutos, sin mirarse. Enzo estaba nervioso y no sabía bien por qué, Clara le provocaba estas cosas.

— Hace frío —murmuró ella, abrazándose a sí misma— Voy a buscar una campera y...

— Te acompaño —la interrumpió Enzo.

El jugador tenía miedo de que, si Clara se iba, fuera a dejarlo hablando solo. Así que se tomaron el café rápidamente y juntos subieron hasta la habitación, en silencio.

Ella abrió la puerta con la tarjeta magnética y entraron. Enzo fue directo al borde de la cama, en donde se sentó, y observó a Clara revolver sus cosas para encontrar una campera.

𝓛𝓪 𝓬𝓸𝓬𝓲𝓷𝓮𝓻𝓪 ɪɪ | ᴇɴᴢᴏ ꜰᴇʀɴᴀɴᴅᴇᴢ | ᴀᴍɪꜱᴛᴏꜱᴏꜱ | +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora