Capítulo 9

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Llevar a Chris al instituto se ha convertido en una rutina que nunca imaginé enfrentar solo. Tommy, en su habitual generosidad, se ofreció a llevarnos, una ayuda que agradezco más de lo que puedo expresar. Pero también me siento culpable por depender tanto de los demás.

Ravi ha asumido algunas de mis responsabilidades, dándome un respiro que sin duda es bienvenido. Y las invitaciones de Hen y Karen para pasar tiempo con ellas y sus hijos nos distrae lo suficiente. Maddie y Chimney llegan regularmente con comida, mientras que Athena y Bobby mantienen la casa de Eddie en orden.

Cada gesto de solidaridad me llena de gratitud y, al mismo tiempo, me abruma. Sé que no puedo expresar suficientemente cuánto significan para Chris y para mí. Me siento agradecido por el apoyo que recibimos en estos momentos difíciles, no pude encontrar una mejor familia.

Tommy me deja en la entrada de la estación con un suave beso en los labios, prometiéndome que encontrará la manera de brindarme más tiempo. Agradezco su comprensión y su apoyo para cuidar a Eddie, después de todo, también es amigo de Eddie.

Al entrar, saludo a los chicos de la estación, quienes están ocupados con los preparativos del turno. Ravi está allí, como siempre, llegando temprano para organizarlo todo. Aprovecho la oportunidad para hablar con él.

— Buenos días, Ravi — digo con un asentimiento de cabeza.

— Buenos días, Buck — responde Ravi, con una mirada llena de preocupación. — ¿Cómo está Eddie?

La pregunta golpea como un puñetazo en el estómago. — No ha habido cambios — respondo con pesar — Pero gracias por preguntar. Significa mucho para mí.

Ravi asiente comprensivamente. — Eddie es una buena persona. Todos lo extrañamos aquí. Ojalá pudiera hacer más por ustedes.

Una oleada de gratitud me inunda. — Gracias, Ravi. Significa mucho todo lo que has hecho.

Ravi sonríe con ternura. — Estamos en esto juntos, Buck. Siempre puedes contar conmigo.

La conversación me reconforta de alguna manera. Aunque la situación con Eddie es desgarradora, sé que no estoy solo.

La radio de la estación estalla con la voz de Maddie anunciando un nuevo llamado de emergencia. Un escalofrío recorre mi espalda al escuchar las palabras: un camión volcado con combustible en la autopista. Sin perder tiempo, nos movilizamos hacia la escena, el corazón latiéndome con fuerza en el pecho.

Al llegar, el caos reina en el lugar. Heridos y el peligro inminente del combustible derramado nos rodean. El recuerdo del incendio que casi me arrebata a Eddie y a Chris resurge con fuerza en mi mente, y la angustia se apodera de mí.

Observo a mi alrededor, buscando cualquier señal de peligro. Es entonces cuando veo a Ravi, desatendido y cerca de la zona de riesgo. Sin pensarlo dos veces, me lanzo hacia él y lo saco de allí justo antes de que el fuego alcance el combustible.

El estruendo de la explosión nos golpea con fuerza, el calor abrasador amenaza con consumirnos. Ravi me mira con los ojos llenos de asombro y gratitud mientras el humo se cierne a nuestro alrededor. — ¡Gracias, Buck! — grita, apenas audible sobre el estruendo del caos.

Respiro agitadamente, mi corazón golpea con fuerza contra mi pecho. — De nada, Ravi — respondo, luchando por mantener la calma. — Estamos juntos en esto.

Regresamos a la estación. Mis pensamientos siguen revoloteando en el peligro reciente y en la suerte de haber salvado a Ravi a tiempo. Pero antes de que pueda procesar completamente lo que acabamos de vivir, un hombre se me acerca con un sobre en la mano.

Me mira con seriedad y me entrega el sobre, explicando que es una demanda por la custodia de Christopher, presentada por los padres de Eddie. Mis ojos se abren con sorpresa y confusión, mi mente luchando por entender lo que estoy escuchando.

Tomando el sobre en mis manos temblorosas, siento una mezcla de emociones abrumadoras. Por un lado, la preocupación por Christopher y su bienestar en medio de esta situación legal. Por otro lado, la sensación de incredulidad y frustración por cómo actúan los padres de Eddie en esta situacion.

— ¿Cómo puede ser esto? — murmuro para mí mismo, incapaz de entender cómo algo así podría suceder en un momento tan delicado. Pero sé que no puedo permitir que el shock me paralice. Hay mucho en juego, y debo encontrar una manera de proteger a Chris y a mantenernos juntos, pase lo que pase.

Bobby se acerca y me pone una mano en el hombro, su expresión seria pero reconfortante. — Estamos contigo, Buck — dice con determinación. — Sea lo que sea que necesites, estamos aquí para ti.

— Gracias — murmuro, luchando por mantener la compostura frente a la abrumadora muestra de afecto.

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El peso de todas mis responsabilidades parece aplastarme, como si estuviera cargando el mundo entero sobre mis hombros. Entre el trabajo en la estación, cuidar de Chris, las visitas al hospital para ver a Eddie y ahora esta demanda por la custodia de Christopher, me siento abrumado y agotado, física y mentalmente.

Tommy, ha sido mi roca en medio de la tormenta, se da cuenta de mi estado de ánimo antes incluso de que abra la boca. Sus ojos gentiles y preocupados me observan con cariño, y sé que no puedo ocultarle la verdad. Cuando finalmente me derrumbo y las lágrimas empiezan a correr por mis mejillas, él está allí para sostenerme, para reconfortarme en medio de mi desesperación.

— ¡Ey! — exclama Tommy con voz suave, envolviéndome en un abrazo reconfortante. — Estás pasando, por tanto, Evan. Pero estamos juntos en esto, ¿sabes? No estás solo.

Sentado en la fría sala del tribunal, con el corazón latiendo con fuerza en mi pecho, espero ansiosamente el veredicto del juez. La tensión en el aire es palpable, pero trato de mantener la calma, confiando en que la decisión final estará a mi favor.

Finalmente, el juez toma la palabra y anuncia su veredicto. Mis oídos zumban con anticipación mientras escucho sus palabras, y cuando finalmente pronuncia mi nombre como el ganador de la custodia legal de Chris, una oleada de alivio y gratitud me abruma.

Es como si un peso enorme se hubiera levantado de mis hombros, y una sensación de paz y tranquilidad se apodera de mí. El abogado a mi lado me felicita con una sonrisa, y aunque apenas puedo contener mi emoción, trato de mantener la compostura.

Recuerdo las palabras de Eddie, su confianza en mí para cuidar de Chris en su ausencia. Su firmeza al dejar claro que yo sería el único con autoridad legal sobre su hijo en caso de que algo le sucediera. Y ahora, en este momento, esa confianza se ve recompensada.

Buddie | Estaré aquí, esperando... hasta que tú me amesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora