Capítulo 10

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Mis ojos están cansados, llenos de lágrimas que se han convertido en compañeras constantes en este viaje. No puedo evitar sentirme abrumado por la incertidumbre, por el miedo a lo desconocido. Pero también estoy lleno de determinación, de un amor inquebrantable que me impulsa a quedarme aquí, junto a Eddie, pase lo que pase.

Cada noche es un desafío, con el insomnio como mi único compañero. Mis pensamientos están llenos de preguntas sin respuesta, de temores que se agolpan en mi mente. Me pregunto si Eddie alguna vez despertará, si volveré a ver esa chispa en sus ojos que solía iluminar mi mundo.

Pero a pesar de todo, sigo esperando. Espero el milagro que traiga de vuelta a mi mejor amigo, mis ojos siguen cada movimiento de la enfermera mientras revisa los signos vitales de Eddie. Suelto su mano con cuidado para dar espacio, pero no puedo apartar mi mirada de él ni por un segundo. De repente, como si fuera un eco de mi deseo, siento un leve roce en mi mano.

Mis ojos se abren de par en par cuando veo que es Eddie quien mueve su mano, como si estuviera buscando algo. Es un gesto pequeño, casi imperceptible, pero para mí es como si un rayo de esperanza atravesara la habitación.

Sin pensarlo dos veces, vuelvo a tomar su mano entre las mías. Es cálido y reconfortante, como si estuviera transmitiendo su fuerza directamente a través de mi piel. La enfermera sonríe al ver el pequeño milagro que acaba de ocurrir, y yo no puedo evitar devolverle la sonrisa. En ese momento, sé que Eddie está luchando, que está tratando de volver a nosotros de cualquier manera posible.

Mis ojos se llenan de lágrimas de alegría cuando veo cómo los párpados de Eddie comienzan a abrirse con dificultad. Es como si el mundo entero se detuviera por un momento mientras lo veo recuperar la conciencia.

—Eddie —susurro con voz temblorosa, sintiendo una oleada de alivio y felicidad inundando cada fibra de mi ser.

Sus ojos se encuentran con los míos, y en ese instante, sé que todo estará bien. Él está de vuelta, está con nosotros. Chris, que ha estado observando en silencio, se acerca tímidamente a su lado, con una sonrisa radiante en su rostro.

La enfermera entra rápidamente, seguida por los médicos, y nos pide que salgamos de la habitación para que puedan examinar a Eddie. Me resisto un poco, queriendo quedarme a su lado, pero sé que es necesario.

—Te veo pronto, Eddie —murmuro mientras me alejo, sintiendo que mi corazón se hincha de gratitud y amor.

Cierro la puerta detrás de mí y marco el número de Bobby con dedos temblorosos. Mi voz está cargada de emoción mientras le cuento la noticia, sintiendo como si estuviera flotando en una nube de felicidad.

—¡Bobby, Eddie está despierto! ¡Está de vuelta! —exclamo, apenas pudiendo contener mi emoción.

Mi corazón da un vuelco de preocupación cuando el doctor sale de la habitación y se acerca a mí para hablar sobre el estado de Eddie. Cada palabra que pronuncia es como un peso en mi pecho, pero me esfuerzo por mantener la calma y prestar atención a cada detalle.

—Buck, comprendo que estés ansioso por llevarlo a casa, pero es importante que entiendas la gravedad de su condición —explica el doctor con seriedad, y asiento con la cabeza, esperando escuchar más.

Mientras detalla las lesiones de Eddie, siento un nudo en la garganta. Las fracturas, las quemaduras, la debilidad de su cuerpo... Todo suena tan grave, tan abrumador. Pero a pesar de todo, una sensación de alivio se cuela entre mis preocupaciones: Eddie está vivo, está con nosotros.

—Lo entenderé, doctor —respondo con determinación, tratando de mantener la esperanza en mi voz—. Lo más importante es que está de vuelta, ¿verdad?

Buddie | Estaré aquí, esperando... hasta que tú me amesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora