Levi.
Mi madre solía repetirme constantemente la importancia de pedir perdón, de disculparnos cuando hemos dañado a alguien.
Nunca me fue fácil hacerlo, mucho menos cuando la perdí. Mi mundo solo se reducía a mi trabajo, mis amigos y mi hermana. Personas que nunca me causaban daño, que habían estado conmigo toda mi vida y sabía que jamás me lastimarían.
Creía haberlo visto todo, conocer todo tipo de sentimiento. El dolor, la tristeza, la ira, el amor, la decepción e incluso la felicidad repentina.
No sabía cuán equivocado estaba hasta que la conocí, hasta que Violet entró a mi vida, colándose hasta por debajo de la piel. Haciendo que la monotonía de mi vida desapareciera, trayendo consigo el aroma a flores que tanto me encantaba.
Aun podía sentir la calidez de sus besos, sus manos suaves recorrer lo límites mi torso y aquellos suspiros en los que gemía mi nombre y me hacía saber cuanto lo disfrutaba. Lo mucho que ella había esperado ese momento tanto como yo.
Y entonces fue ahí cuando todo se desmoronó y la burbuja estalló. Porque después de esa llamada, solo podía pensar en el bienestar de Mikasa y en cuan culpable podía ser Eren de su sufrimiento.
Ni siquiera lo había pensado y ese había sido mi error. La molestia en su rostro me hizo retroceder y volver a mis cabales.
Nunca me había mirado así, sus ojos siempre me habían mirado con dulzura, de la misma manera en la que lo había visto a él. Al mayor de los Yeager, ese estúpido de Zeke, no había hecho más que quedar como un héroe frente a ella.
Quise detenerla, pedirle que se quedará conmigo, que me disculpará por ser un idiota y actuar de esa manera, que se quedará para confesarle lo mucho que me estaba enamorando de ella. Pero yo sabía que no era merecedor de su afecto, no cuando la había lastimado así, hiriendo alguien importante para ella.
. - ¿Estás despierto? - la voz de Mikasa sonó detrás de la puerta.
. - Pasa - respondí, sentándome en la cama.
Ella entró aún en pijama, regalandome una corta sonrisa mientras dejaba la bandeja con comida en el buro de mi cama.
. - Pensé que ya te habías ido a trabajar, pero la señora Choi me dijo que ni siquiera habías salido de tu habitación - comentó, en un intento por iniciar una conversación.
. - Me duele un poco la cabeza y le dije a Historia que me tomaría el día libre -confesé, pues le había mandado un mensaje a primera hora del día. - Siento que hace mucho no pasábamos un día juntos.
Ella asintió recostandose a mi lado.
. - Si esa es tu manera de disculparte conmigo por lo de ayer, pues lo acepto.
. - Se que lo que hice no estuvo correcto, deje que mis impulsos me guiaran - acepté, observando como ella asentía ante mis palabras. - Pero tampoco puedo controlar mis pensamientos cuando me dicen que alguien te ha herido.
«Me lo prometí a mi mismo, que no dejaría que nadie más en el mundo te lastimara.»
Se acercó a mí, rodeo mis hombros con uno de sus brazo.
. - Una parte de mi siempre a sentido que no te he dejado vivir tu vida, desde que éramos niños y me protegías de las oscuras y temibles garras de nuestro padre - confesó, haciendo que la mirará. - Tuviste que madurar demasiado rápido, sin disfrutar de tu juventud para que pudiéramos tener una vida alejados de nuestro padre.
«No se si me va a alcanzar la vida para agradecerte por todo lo que has hecho por mí, por todo lo que has tenido que sacrificar.»
. - No tienes que agradecerme nada, lo hice porque eres mi hermana y porque te amo sobre toda las cosas - aseguré, quitando su brazo de mis hombros para poder tomar su mano entre las mías. - Así que no sientas culpa de nada, que las decisiones las he tomado yo.
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Lo que no nos dicen del Amor.
FanfictionHabían estado perdidos toda su vida, divagando en el mundo como un cuerpo sin alma. Se dejaban guiar por el dicho de las almas gemelas, de que todos tenemos una media naranja. Se encontraron, sin saber, que son personas completas, que se amaban el u...