CAPÍTULO CINCO

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El moreno de mirada dulce manejaba tranquilamente por aquellas calles que ya conocía bastante bien. El sol iluminaba el cielo celeste; parece que sería un muy buen día para él. Changbin cantaba animadamente la canción que reproducía en el estéreo de su carísimo auto del año, estaba demasiado feliz.

Mas la sonrisa se borró de su rostro cuando llegó a su objetivo: el edificio en donde vivían Kim Seungmin y Lee Dallia. ¿Por qué el lugar estaba lleno de patrullas de policía?

Sintió su corazón latir con fuerza al reconocer a Lee Minho en la escena. Él hablaba con un policía de cabellos celestes y su expresión denotaba demasiada preocupación. No había mucho que procesar, era obvio lo que había pasado en aquel lugar.

Otra vez ese idiota arruinando sus planes.

Changbin apretó el volante con toda su rabia acumulada, logrando que sus nudillos quedaran blancos por el esfuerzo. Respiraba constantemente para poder calmarse; no quería levantar sospechas, no ahora. Pero se encargaría de matarlo cuando tuviera entre sus manos al imbécil de...

—¿Qué haces aquí? —La enojada voz de Lee Minho lo sacó de sus violentos pensamientos. Este venía acompañado por el policía de ojos brillantes y con el que había estado hablando anteriormente.

Changbin decidió mover sus cartas cuidadosamente a partir de ahora, no dejaría que la policía se involucrara porque estaba en peligro de perderlo absolutamente todo también. Él mismo se encargaría de encontrar a Kim Seungmin y ya se podía hacer una idea de quién lo tenía.

Colocando la mejor expresión de confusión que pudo fingir, miró a ambos con ojos de cachorro herido.

—Venía a visitar a Seungmin... —Murmuró devolviendo su mirada al edificio. —¿Qué está pasando? ¿Dónde están Minnie y Dal?

—Es lo que deberíamos preguntarte a ti, Seo. ¿Acaso crees que soy imbécil? —El tono de voz de Minho estaba enojándolo, pero no debía salir de su papel. Iba a responder, pero el policía se adelantó.

—¿Conoces a este individuo, Minho? —El moreno medio sonrió con la intención de presentarse él mismo al policía.

—Soy el alfa de...

—De nadie. Sólo es un imbécil que lleva cortejando a Seungmin desde hace meses. El primer sospechoso, en mi opinión. —Changbin mordió su lengua y resopló. No era momento para jugar, pero aun así no pudo retener las palabras en su boca.

—¿Celoso, Lee? ¿Ya te arrepentiste de haber dejado al mejor omega del mundo por otro que no le llega ni a los talones?

Fue bastante riesgoso de su parte haber dicho eso sin esperar un golpe a cambio. Para su suerte, el policía de cabellos celestes fue más rápido que el puño de Minho. Este se soltó del agarre contrario con un gruñido y lo miró fijamente a los ojos.

—En primer lugar, Seungmin ya no es mi omega, pero jamás dejará de ser mi gran amigo, y aún más importante, el padre de mi hija. —Minho realmente se estaba conteniendo para no brindarle un golpe en la cara a ese imbécil. —Segundo, nunca más en tu vida vuelvas a mencionar a Jisung porque te juro que no respondo. Él ni siquiera tiene algo que ver aquí. —Changbin giró los ojos y volvió a resoplar cuando Minho se acercó peligrosamente a él para susurrarle: —Por último, yo sé que no eres el buen hombre que Seungmin cree que eres. Yo sé que tienes algo que ver en todo esto y voy a averiguarlo. Cuídate la espalda, Seo Changbin, porque cuando tenga pruebas de que por tu culpa Seungmin y mi hija están en peligro... Una rotura de huesos es lo mínimo que recibirás.

Minho, muy enojado, se alejó del auto contrario, dejando a Changbin con las palabras en la boca. Realmente no tenía cómo defenderse porque sabía que Lee tenía razón: fue su culpa que Seungmin estuviese involucrado en algo que no debería, y por eso mismo iba a arreglarlo.

Mafia | Chanmin | AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora