CAPÍTULO DIEZ

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La castaña entró a la cocina con pasos fuertes. Incluso su aura era oscura, tanto que hasta las cocineras presentes tuvieron que salir por el miedo que les causaba Lia en ese estado. La chica solía ser bastante dulce y amable, pacífica a pesar de ciertas situaciones que pudieran estresarla. No lo demostraba, pero últimamente algo parecía enojarla mucho y con bastante frecuencia.

Algo... O mejor dicho alguien. Alguien con nombre y apellido, y también con una pequeña niña.

Lia suspiró apretando entre sus manos el vaso con agua helada que había terminado de servirse recién. Lo bebió todo de un solo; tragó y volvió a suspirar mientras sacaba su teléfono del bolsillo izquierdo de sus jeans. Un mensaje la hizo sonreír a penas, casi imperceptiblemente, pero no tanto como para distraerla de los problemas que la atormentaban. La castaña guardó el aparato donde estaba y se sentó en la silla más cercana mirando hacia el suelo y pensando en todo lo que había pasado en tan solo una semana.

Lia jamás había visto a su hermano así.

Lo vio salir con tantas personas y tener relaciones fugaces que no significaban nada en la vida del alfa. Sabía perfectamente que su mente estaba demasiado ocupada en vengarse de Seo Changbin que ni siquiera tenía tiempo o ganas de mantener una relación con alguien, no cuando su corazón no estaba en paz ni sano por completo. Ellos lo habían hablado juntos mientras bebían latas de cerveza en la azotea del edificio perteneciente a Bang. ¿Qué había cambiado ahora? ¿Qué tenía de especial ese omega?

Lia tal vez lo sabía, pero no quería aceptarlo.

Porque realmente le asustaba hacerlo. Le asustaba muchísimo porque no era el momento o la situación adecuada para que los sentimientos enterrados de su hermano empezarán a florecer. Aún no era su tiempo... Pero parecía ser la persona correcta.

Pasó días sin poder dormir bien, sólo pensando a altas horas de la madrugada que la conexión que sentía Bang con ese omega no era normal, pues era de...

Destinados.

Pero no podía ser, ¿cierto?

Christopher se lo hubiera dicho. No sólo eran hermanos sino mejores amigos; Bang se lo hubiese contado. Aunque siempre existía la posibilidad de que ni él mismo lo supiera, pero su hermano no era tan estúpido.

De todos modos, ella solo quería ver feliz a Bang Chan pase lo que pase, y Lia sabe perfectamente qué es lo que él necesita para serlo.

Kim Seungmin, definitivamente, no lo es.





Soltó un quejido de dolor cuando quiso abrir los ojos y no pudo. Su cuerpo se sentía débil mientras que su cabeza daba vueltas y vueltas. Poco a poco las imágenes se hicieron claras en su mente y recordó lo que había pasado. Instantáneamente su cerebro asoció el dolor muscular a las largas horas que durmió gracias al extraño líquido que el alfa le había obligado a oler.

Por un segundo se preocupó por su hija, pero la pequeña estaba a su lado durmiendo profundamente. Seungmin gruñó por la molestia de que hubiesen tocado a su cachorra; se tranquilizó cuando acarició sus cabellos.

La puerta de la habitación siendo abierta lo sacó de sus pensamientos. Las personas que menos quería ver en ese momento entraron juntas, ambos con cara de pocos amigos. Seungmin realmente quiso reír. ¿Ellos estaban de mal humor? ¿Porque quiso escapar? Tenía que ser una broma de mal gusto; estaba en todo su derecho de querer huir de ese lugar. Su error fue no haberlo hecho antes, debería sorprenderles que no lo hubiese hecho antes.

—Realmente me sorprende que no lo hubieses hecho antes. —Chan fue el primero en romper el silencio, diciendo exactamente lo que estaba pensando... Raro. —Ahora solo mi pregunta es: ¿por qué? — Seungmin mordió su labio inferior, intentando tragarse los gritos que querían salir de su garganta. "No estoy en posición de elevar la voz." Se repetía una y otra vez en su mente.

—Quiero salir. —Fue lo único que soltó, cruzándose de brazos como niño que hace un berrinche.

Chan asintió y le tendió la mano. Seungmin dudó muchísimo, pero al final la tomó dejándose levantar de la cama en la que dejó a su hija descansando. Con temor, siguió los pasos de Bang hacia afuera del cuarto.

—Bang. —Gruñó Lia cuando vio lo que su hermano quería hacer, sin embargo, este no le hizo caso.

Cuando llegaron a la planta superior y Seungmin pudo ver la sala de estar. Christopher habló.

—Si tanto querías salir, podrías habérmelo dicho.

Seungmin gruñó y Bang tuvo que morder su labio para reprimir una sonrisa por lo tierno que se veía el omega frente a él.

—Sabes que no me refería a eso. Quiero irme, Bang. No quiero que mi hija esté aquí. Ni ella ni yo tenemos nada que ver en lo qué pasó entre Changbin y tú. —Habló el omega con toda la tranquilidad que su cuerpo pudo almacenar. Estaba cansado por su intento fallido de escape, tal vez mañana pelearía.

—¿Hay algo más? —Continuó el alfa. Seungmin lo pensó un poco y asintió.

—Tengo una familia que tal vez estén preocupados por mí. El padre de mi hija puede...

El gruñido que soltó Bang sorprendió a los omegas presentes; automáticamente Seungmin bajó la cabeza en sumisión. Lia hizo lo mismo, sólo que pudo recomponerse más rápido por la costumbre de escuchar a su hermano gruñir seguido. Sin embargo, sus sospechas eran cada vez más ciertas.

Bang Chan carraspeó incómodo y continuó.

—Lamentablemente no puedo hacer eso, lindo... No aún. Todo lo que puedo ofrecerte es la posibilidad de pasearse libremente por la casa y el patio con vigilancia. Lo tomas o lo dejas. —Ahora la que quiso gruñir era Lia, pero se contuvo. ¿Acaso su hermano estaba escuchándose a sí mismo? Las palabras que salían de su boca no tenían sentido.

—Lo tomo... —Murmuró Seungmin sin levantar la cabeza mientras su mente maquinaba una nueva forma de escape con rapidez. Una idea cruzó su mente en el medio.

Tal vez debería...

Se quedó unos segundos en silencio y puso la expresión más triste que pudo haber fingido en toda su vida. Aparentemente la única que notó cierto pequeño cambio fue la omega, puesto que su hermano Bang estaba demasiado ocupado admirando el perfil de Seungmin con una cara de idiota enamorado.

—Solo quiero que esto acabe. —La voz triste del omega hizo que algo dentro de Bang se removiera; una extraña sensación de protección y pertenencia se adueñó de su pecho. —Todas las noches me pregunto, ¿Qué es lo que hice mal? ¿Cuándo podremos ser libres? —Y esa frase pareció traer de vuelta a Bang. Recordó la posición en la que estaba y la situación; quién era Seungmin y quién era él en esa historia.

—Nada. Sólo tuviste la mala suerte de cruzarte con personas peligrosas y relacionarte con quien no debías. —Soltó sin expresión en su rostro y luego miró a su hermana. —Llévatelo a su habitación. —Para luego retirarse a su oficina en el segundo piso del lugar.

Lia suspiró y tomó el brazo del omega sin ser muy brusca. Seungmin se dejó llevar sin rechistar mientras estaba sumergido en sus pensamientos.

Logró algo en Bang. Tal vez fue mínimo, pero él pudo ver un sentimiento en aquellos ojos que la mayoría del tiempo parecían vacíos...

Era su oportunidad y no iba a desaprovecharla. Pensó sin siquiera imaginarse que causaba más cosas en Bang Chan de lo que verdaderamente notaba o pudiese imaginar.





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Hola, ¿qué tal?

Una palabra: c e l o s.

Gracias por leer. ❤

Mafia | Chanmin | AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora