CAPÍTULO SEIS

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Felix le dijo explícitamente que no se metiera en problemas en lo que él intentaba averiguar qué pasó, pero Minho no podía quedarse tranquilo sabiendo que Seungmin y Dallia podrían estar siendo heridos en ese mismo instante. Por eso se encontraba ahora mismo observando cada uno de los movimientos de Seo Changbin a una distancia respetable.

¿Quién podía culparlo? Ese alfa jamás le había dado buena espina. Ahora con la desaparición de Seungmin y su hija era obvio que él tenía algo que ver; era exactamente eso lo que quería averiguar, pero Changbin no cooperaba en absolutamente nada. No cuando el de cuerpo fornido había estado sentado en una banca del parque toda la mañana dándole de comer a las aves de por ahí. Hasta que llegó cierta hora y Changbin tuvo que irse a su empresa a trabajar. ¿Así de aburrido? ¿Nada más interesante? Minho bufó y vio la hora; iban a ser las siete de la noche así que decidió ir por una hamburguesa para cenar con Jisung. Seguiría con su investigación al otro día, así que se dedicó a manejar hacia su hogar otra vez.

Desde su gran ventanal, el moreno sonrió cuando vio el auto de Lee abandonar el lugar. Changbin sabía que Minho había estado siguiéndolo todo el día, pero simplemente decidió fingir tener una vida normal y aburrida. La mayoría de las personas, incluyendo a Lee, lo creían un alfa muy estúpido o despistado, pero en realidad era más inteligente, calculador y observador de lo que pensaban. No por nada había llegado hasta donde está, con su imperio en la cima.

Changbin se acercó al teléfono que había en su oficina, la llamada fue tomada al instante.

—Ryujin, que pasen.

—En seguida, señor. —Y la llamada se cortó.

Segundos después, sus hombres de confianza entraron a su oficina, con los rostros cabizbajos y una expresión de vergüenza insertada en sus rostros.

Changbin medio sonrió, cambiando su aura completamente a una más amenazante e incluso aterradora.

—¿Por qué están aquí, chicos? ¿Por qué creen que los mandé a llamar? —Habló Seo sin mirar a sus subordinados, caminado lentamente por todo el lugar.

Ninguno dijo una sola palabra, cosa que enojó más al empresario.

Changbin golpeó el escritorio con ambas manos, causando un sobresalto en los contrarios; su expresión enojada y la vena en su frente resaltando, demostrando el punto.

—Su trabajo era vigilar a mi omega. ¿Saben lo qué pasó? ¿Lo saben?

—Él... —Habló uno con la voz temblorosa, pero fue interrumpido.

—¡No está! ¡Lo secuestraron! El imbécil de Bang se lo llevó y era exactamente su trabajo lograr que no lo haga. —Changbin respiró profundamente y volvió a sonreír. —¿Saben qué es gracioso? Hablé con Seungmin días antes de su secuestro, él me dijo que sentía que lo estaban siguiendo. Al principio pensé que habían sido los hombres de Bang, pero luego me di cuenta de que las fechas no coincidían. Eso quiere decir que no cumplieron bien su trabajo de ser disimulados y mantenerse al margen. No solo me fallaron una vez, sino dos. Les mandé una misión tan fácil y es así como me pagan, haciéndolo mal.

—Lo siento mucho, señor. —El más joven del grupo, Yeonjun, fue el valiente que rompió el silencio. —¿Qué podemos hacer para arreglarlo y volver a recuperar su confianza?

—De hecho, esa es una buena pregunta, Yeonnie. —Changbin los observó a todos y dijo tajante: —Van a encontrar a mi omega. Más les vale que sano y salvo junto a su hija o de verdad desearán nunca haberme conocido. Pero soy un alma buena y caritativa, así que no van a hacerlo completamente solos. —Seo tomó el teléfono y marcó el mismo número de antes. —Ryujin, hazla pasar.

Mafia | Chanmin | AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora