𝗩𝗮𝗻𝗰𝗲 𝗛𝗼𝗽𝗽𝗲𝗿 彡 ❝𝗢𝗻𝗲-𝘀𝗵𝗼𝘁𝘀 (Cortos)❞

25. 𝗕𝗲𝘀𝗼𝘀

𝘙𝘦𝘴𝘶𝘮𝘦𝘯✦

𝘚𝘰𝘭𝘰 𝘶𝘯 𝘮𝘰𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘢𝘤𝘢𝘳𝘢𝘮𝘦𝘭𝘢𝘥𝘰.

____________________

Te pareció buena idea invitar a tu novio un fin de semana a tu casa, pero ahora parecía no querer salir nunca de tu habitación. Estaban acostados en tu cama, uno frente al otro.
Creando una escena bastante acaramelada, donde tu contrario no tenía pensado dejarte escapar de sus inocentes besos.

—Sólo uno más, por favor.
Suplicó el rubio con el entrecejo fruncido falsamente triste.

—Eso dijiste hace 30 besos, Hopper.
Dijiste riéndote por la falsa promesa de tu novio.

—Ahora de verdad...
Murmuró acercándose lentamente a tu cara tomándote de la nuca delicadamente.

—¿Tanto me amas, V?
Susurraste contra sus tibios labios.

—¿No es obvio?
Respondió en el mismo tono, sus mejillas rosadas, su voz suave y necesitada, el ritmo de su corazón acelerado, junto con su cabello rubio desordenado, hacían el momento aún más hermoso de lo que creías posible.

El aire se tensaba y cargaba de la amorosa escena, tus mejillas calientes por la cercanía del ojiazul, parecía que no podías estar más nerviosa.
Aún con todo el tiempo que llevaban juntos, el nerviosismo con cada roce seguía presente en cada encuentro.
Su amor florecía y se fortalecia en cada segundo que se miraban a los ojos.

En todo momento Vance creía que se derretiria de amor por ti, y tú creías lo mismo de él.

Se separaron por un minuto. Vance se acomodó sobre ti, apoyándose con ambos brazos en los costados de tu cabeza, enterrándose en tu sábanas azul celeste.

—¿Qué me hiciste?
Cuestionó desde arriba, con algunos cabellos interrumpiendo el choque de sus miradas.

—Eso debería pregúntarlo yo...
Respondiste con una dulce risita.

—Lo digo enserió, te amo tanto que... no lo sé, siento que en cualquier momento explotare de amor.
El rosado de sus mejillas no bajo en ningún momento.
Su mirada se apartó de la tuya por la vergüenza de confesarte sus sentimientos tan repentinamente.

—No lo sé, no hice nada a propósito. Pero si te sirve de consuelo, siento lo mismo cada vez que nos vemos.
Con delicadeza tomaste el rostro del rubio y lo guiaste para que de nuevo te mirará.

—Te amo como a nadie, Hop. Eres la razón por la cuál me levanto en más mañanas con ganas de hacer todo lo que nunca tuve ganas.

Bajo poco a poco y choco lentamente sus labios.

—Yo también te amo, amor.