Solo una cita, una cita y la dejare en paz. Quiero que me de una oportunidad de demostrarle que no soy tan malo, bueno, si lo soy pero no de la forma que ella piensa.
Estoy enamorado, desde que la vi. No creía en esa mierda del amor a primera vista pero ¡carajo! Casi me estalla el corazón cuando la veo, siento que tiemblo como gelatina y me fallan las rodillas.
Y eso es una mierda, porque ella piensa que soy un matón. Lo soy pero... pero. Bueno es una verdad total, aún así jamás la dañaria.
Cada que me acerco una de sus amigas la salva, el timbre suena o tiene un compromiso que usa para alejarse, puedo leer el miedo en sus ojos. No quiero que me vea de esa forma, podría soportarlo de cualquiera, pero no de ella.
Hoy no me dejara con la palabra en la boca. El timbre me dejará 20 minutos libres, no están sus amigas y no tiene ningún compromiso... creo.
- ¡Hey ______! Oye ¿tienes un momento? Me asegure de ser lo más amable posible y darle una sonrisa, pero me veía bastante tétrico.
- Hola Vance, en realid-
- ¡Perfecto! Me preguntaba si podías ir a el parque, hoy, a las cuatro de la tarde. ¿Te parece? Talves estaba presionando un poco, solo un poco.
- B-bueno supongo que si podría abrirme un espacio en la agenda. Se veía pálida, lo más seguro es que acepto para que no la golpeara o algo por el estilo. Cosa que JAMÁS haría, claro.
- ¡Genial! Nos vemos a las cuatro entonces.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Habían pasado veintisiete minutos de la hora acordada. Empezaba a pensar en lo estúpido que fui al creer que de verdad iría a una cita con el tipo que le asusta cada célula del cuerpo.
- ¡Lo siento, la puntualidad nunca ha sido mi fuerte! Llegó y se veía muy bonita, su ropa salía de lo usual y tenía ondas en el cabello. Pero estaba sudando, imagino que corrió para llegar aquí.
- N-no te preocupes, te ves muy bien. Dios, soy tan patético.
- Lo siento, de verdad. Olvide que tenía clases de violín a las tres y cuarto. Y acabe antes para ir a arreglarme. Gracias, tú también te ves bastante bien. Llevaba un pantalón negro acampanado, zapatos negros brillantes, camisa con cuello marrón y una chamarra de cuero haciéndole juego. Debo admitir que si me veo muy bien.
- Gracias, tenía planeado ir a la heladería ¿te parece?
- Ah... eh yo no puedo comer mucha azúcar. Mamá dice que voy a engordar más. ¿De qué carajo habla? ¿No la dejan comer azúcar? Que estupidez.
- Bueno, yo no veo a tu mamá por ningún lado.
- Yo... no debería, puedo acompañarte si quieres.
- Mira, compro un helado para los dos. No comes mucha azúcar, y no te sientas solo a verme, es ganar y ganar.
- Bien, pero es tu culpa si me da una sobrecarga de energía. Me apunto con el dedo sonriendo.
- Prometo hacerme responsable. Me puse la mano en el corazón y le sonreí.
Su sonrisa es lo más lindo que he visto. Siento que podría curar todos mis males.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.