Capítulo 8

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Primer recuerdo:
(T/n)______ Ottys.

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Respiro lento, procurando no hacer ningún ruido lo suficientemente alto que pueda delatar mi posición. Siento que estoy en una cacería, en la cual y por desgracia, no soy más que la presa.

La espesa capa de polvo que se levanta en el cobertizo de limpieza no me impide tomar asiento en la esquina más oscura del lugar. Hago todo lo posible por ignorar el olor a químicos y suciedad mientras controlo mi llanto para que ella no me escuche.

Hannah. Mi hermana.

Llegó a la base con su encanto y extrema amabilidad fingida. Para mi desgracia y gracias a los sobornos de mi padre ha logrado posicionarse bien en menos de un año. Nadie lo cuestiona lo suficiente ya que somos pocos soldados enfermeros; lo único que se necesita es que hagamos bien nuestro trabajo y no dejemos morir a nadie.

Ella no está aquí porque su sueño es salvar soldados, solo lo está ya que el pasatiempo favorito de papá y el suyo es hacerme la vida un infierno. Por eso me encuentro recostada a este rincón, rogando que se canse de buscarme para poder encerrarme en la habitación que comparto con varías compañeras. Soy consciente de que Hannah puede buscarme ahí pero no se atrevería a lastimarme en frente de alguien más, sobre todo por la reputacion que debe mantener.

—Sé que estas por aquí, hermanita.

Su voz activa una alarma en mi cerebro y me coloco en alerta máxima. Hay vários cobertizos que forman un área de almacenes, si tengo suerte, no entrará a buscarme ya que eso le tomaría mucho tiempo.

—No me hagas encontrarte, (T/n)_______.

Escucho sus pasos lentos mientras merodea por el lugar. Soy un poco tonta al tener la esperanza de que no va a buscarme. No importa cuánto tiempo le lleve su tarea, me buscará hasta en el lugar más recóndito con tal de lastimarme.

Tapo mi boca con las manos cuando la escucho abrir una puerta de golpe. Me trago el sollozo que se atora en mi garganta cuando soy consciente de que ha empezado con su labor. Intento pensar en una solución, intento dar con algo que me saque de este aprieto pero nada lo hará. La puerta rechina demasiado como para salir y aunque lo logre, nada me asegura que pueda irme sin ser vista.

Por un breve segundo, todo queda en silencio y me relajo. Ruego al mundo que se largue, que se dé por vencida para así yo tener una noche de paz y sin dolor. Le pido al mundo que por una maldita vez en la vida me deje en paz.

Cómo una bofetada, como un mensaje diciendo: "jodete", la puerta de mi cobertizo es abierta tan fuerte que golpea contra la pared haciéndola vibrar. Me pongo de pie de un salto, con el corazón a mil y con la respiración entrecortada. La alta silueta de Hannah se ve tétrica cuando ingresa al lugar y yo me preparo para lo que viene.

Sin munición [König x Tu] (#3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora