Tiene los días contados y ella deberá hacer todo lo posible para escapar.
La quieren muerta y quieren venganza.
Pero entre tanto odio, hay alguien que está dispuesto a salvarla de la muerte...
Y de si misma.
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•Fanfic - Call Of Duty.
•Tercer l...
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Meses después...
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—¿Qué haces aquí? —me tenso, sabiendo con exactitud lo que me espera.
—Escapando de este patético teatro. —respondo con notoria altanería.
Un año y unos cuantos meses... Ese es el tiempo que he perdido en esta casa, sin poder estar en la base militar haciendo lo único que me mantiene feliz.
Ser enfermera.
—(T/n)______, no hagas las cosas más difíciles. —mi otra hermana, la mayor de todas, me sujeta por el brazo para obligarme a levantar del sofá—. Sal de esta maldita habitación y demuestra un poco de empatía por tu hermana asesinada.
—Hannah merecía morir. —escupo con ira.
El golpe que recibe mi rostro no es lo suficientemente fuerte como para aturdirme. Mi entrenamiento como soldado y los años de golpiza que he recibido por parte de mi padre ha sido suficiente para generar fortaleza en casos como estos. Es gracias a eso que no le permito a Claudin ver nada más que no sea mi rostro serio. Con el tiempo me he dado cuenta que ni mis súplicas o mis lágrimas valen algo para quienes dicen llamarse mi familia. Ni siquiera ahora, con el rostro adolorido y mi agotamiento mental les voy a dar el lujo de verme débil.
—Definitivamente debiste haber sido tú quien se pudriera bajo tierra. —suelta con rabia mientras su mano sigue apretando mi brazo y ancla sus uñas en él—. ¡Eres una maldita traidora!
Harta de estos deseos desgarradores que mi propia hermana profeta contra mi, lanzo mi cabeza hacia atrás solo para tomar impulso y luego la estampo contra su pálida frente. Claudin grita adolorida y retrocede a trompicones hasta que tropieza con una pequeña mesa de café que la envía al suelo.
Respiro agitada mientras la veo sollozar, dañarse el maquillaje y quitarse mechones del corto cabello rubio que compartimos las mujeres Ottys. Nuestra madre no se hace esperar al escuchar el alboroto que hemos generado y como siempre solo se encarga de verificar la seguridad de mi hermana.
—¡¿Qué mierda le hiciste?! —me grita con lágrimas en sus verdosos ojos, casi iguales a los míos—. ¡Eres idéntica a los desgraciados soldados que asesinaron a mi pequeña Hannah!, ¡Eres una salvaje y una asesina!
—¡Traidora! —vuelve a gritarme Claudin.
Aprieto los puños a mis costados hasta que siento las uñas hundir mi carne. Tomo fuertes respiraciones solo para mantener mis emociones a raya, solo para no generar más problemas del que me he ganado hoy con esta absurda pelea.