Capítulo 10

488 68 20
                                    

•👑•

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

•👑•

Se siente mejor de lo que recordaba reírse con él.

Tal vez no puedo ver su rostro pero conozco demasiado bien esos ojos, ese brillo y esa sacudida de hombros. No es la primera vez que comparto risas a su lado, tampoco la primera que bromea conmigo... Pero me he acostumbrado a fingir que nada sucedió, por eso no me doy el lujo de disfrutar tanto de su compañía.

Porque ya lo perdí una vez y no pienso arriesgarme de nuevo.

Aparto la vista cuando me doy cuenta que Price sostiene a Itzaya y la guía hasta donde estamos. Mi amiga parece un toro enfurecido con las mejillas rojas y con los orificios nasales abriéndose bruscamente, como si la rabia no la dejara respirar. Pese a que no es lo más correcto en mi código médico, me alegra mucho saber que Félix ha recibido múltiples palizas en lo que va del día.

—Deberías volver a tu puesto de trabajo, Vargas. —el Capitán le aconseja, aunque no se atreve a soltarla.

—Ese imbécil va a tener que poner escoltas en su habitación a menos que quiera que lo ahogue con la almohada. —su amenaza es escuchada por varios enfermeros que la miran horrorizados.

—Nadie va a cometer asesinato, menos alguno de ustedes que están bajo mi mando. —declara Price mientras le lanza una mirada de advertencia a König—. Quiero que lleves a Vargas a donde corresponde y te presentes ante los superiores para validar tus castigos.

Miro a König entre sorprendida y preocupada por saber que va a recibir represalias por haber peleado con Forrys. Lo último que quiero es que él tenga que pagar las consecuencias de un tonto que solo sabe lamerle los zapatos a mi padre.

Intento decir algo pero soy demasiado cobarde como para hacerlo. Solo me quedo aquí de pie, viendo como mi amiga me lanza una mirada de complicidad al mismo tiempo que es jalada suavemente por el lindo soldado que tanto quiero. No parecen para nada preocupados, incluso me atrevo a decir que están satisfechos y contentos.

Solo le conté a Itzaya lo que Forrys me hizo. Por supuesto preferí omitir la parte en donde él es enviado por Henrry, quien es el verdadero causante de que mi vida sea el infierno que es. Ella logró darse cuenta que le estaba admitiendo solo lo que me convenía, pero no dijo nada al respecto y no se atrevió a presionarme. Tal vez no lo diga mucho pero la paciencia que ella tiene conmigo es algo que valoro de manera infinita.

—Vuelve a tus labores. —la orden de Price va acompañada de esa sabia mirada que posee, y algo más.

—Si señor.

Inclino un poco la cabeza en señal de respeto antes de girarme para irme. Por un breve momento pienso que lo dejará pasar, que fingirá que no me estaba riendo con el saldado que ha tratado de mantener a salvo de su propio trauma.

—Aléjate de König.

[...]

Me dedico a seguir organizando salas de reposo, a disculparme con la recepcionista por el trato de mi amiga y a curar otras cuantas heridas mínimas hasta que la noche se alza en la base. Cuando mi turno termina me dirijo a los vestidores al recordar que tengo que buscar unos zapatos que van con el uniforme convencional de enfermera, los cuales estoy segura que me dejó la Jefa de Enfermería en mi casillero. Debido a que mi mente ya no tiene nada en que distraerse las palabras del Capitán vuelven a sonar en mi consciencia.

Conozco sus intenciones y estoy segura que no son malas, tampoco puedo culparlo por querer mantener la estabilidad mental de su soldado a salvo. Ambos vimos el nivel de peligro y sufrimiento que los recuerdos le causan a König, es por eso que le omitimos la verdad como lo hacemos. También prefiero mentirle a Itzaya con que él es un amor platónico, así evito confesar que alguna vez fue mucho más que eso.

Hasta hace un año.

Recuerdo la profunda preocupación en los ojos del Capitán y que pese a que yo no me movía bajo su mando desde lo que sucedió con Hannah, eso no lo detuvo a buscarme para pedir mi ayuda. Si hay una cosa que ese hombre sabe tanto como yo es que haría hasta lo inhumano posible con tal de salvar y no dejar morir a König. Después de tantos años manteniendo en pie nuestro acuerdo silencioso, Price había decidido romper las reglas para que fuera solo yo quién se encargara de la recuperación del austríaco.

—¿Ya escuchaste la noticia? —una voz femenina interrumpe mis recuerdos cuando ya voy entrando a los vestidores—. El soldado enmascarado va a empezar a trabajar aquí por un tiempo.

—¿Aquí?, ¿En la enfermería? —otra voz se deja escuchar mintras yo me escabullo para que no me vean—, ¿Por qué?

—¿No te enteraste? —pregunta con asombro exagerado—. Lo castigaron con ayudar en la enfermería por haber golpeado al soldado Félix Forrys, quien quedó prácticamente incapacitado.

—¿Ese no es el soldado al que la hija de los mexicanos le pateó su amiguito?

La otra chica afirma que es ese mismo y ambas se carcajean. Sonrío un poco al darme cuenta que lo que me dijo König era cierto y que Forrys no será más que el hazme reír de la base por un largo tiempo.

—¡Que emoción!, solo imaginate el tener a ese bombom paseando por los pasillos.

—Lo unico bueno que tiene ese hombre es el cuerpo. —me escondo un poco cuando las escucho empezar a moverse—. Si se tapa el rostro como lo hace debe ser porque su cara no es muy agraciada.

Quiero salir de mi escondite solo para insultarla y decirle que se equivoca. Tal vez nunca he visto el rostro de König pero no es algo que he necesitado. Es el hombre mas amable, protector y seguro de si mismo que he conocido. Sus grandes cualidades nunca pasarán de lado así tenga el rostro que tenga. Él es mucho más que un simple físico bonito.

Cuando por fin se marchan busco mi casillero para sacar los zapatos mientras pienso en como haré para esconderme de él. Estoy segura que por más que lo intente siempre llegaremos al punto en el que debamos encontrarnos o trabajar juntos. Muy en el fondo me duele mentirle como lo hago, me duele no poder postrarme frente a su inmensa anatomía para gritarle esa verdad que tanto puede lastimarlo. Salgo de la enfermería hundida en los recuerdos, con el ánimo por el piso y deseando dormir solo para poder encontrarme con aquel König que en algún momento... Me hizo sentir la mujer más afortunada del mundo.


.

Sin munición [König x Tu] (#3) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora