09.- Mortífago.

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Severus había tenido que vencer muchas barreras para buscar a Lucius y pedirle ayuda, estaba prácticamente en la miseria y no pensaba aceptar un Knut de Lupin, mucho menos de Sirius

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Severus había tenido que vencer muchas barreras para buscar a Lucius y pedirle ayuda, estaba prácticamente en la miseria y no pensaba aceptar un Knut de Lupin, mucho menos de Sirius.




Él no aceptaría eso por nada del mundo.




—Esto es indignante padre– dijo Draco que sin querer había escuchado el pedido de su padrino. —Severus no tendría que pedirte dinero,– se giró al hombre que para él era como un padre. —Hablaré hoy mismo con los duendes, haré que se deposite una cantidad de galeones para tus gastos.




—Draco, yo no quiero…




—Severus escúchame has sido mi profesor particular durante años sin recibir un sueldo por ello, has sido niñero, amigo, confidente y desde luego me has evitado un sin número de problemas en Hogwarts, lo menos que está familia puede hacer es asegurarnos de que no te falte absolutamente nada. Desde luego, espero que entiendas que es mi última palabra a ese respecto.– el chiquillo rubio se puso de pie, —Asumo que te quedas a cenar, ¿Verdad?




Severus sabía que una vez que ese niño daba una orden se esperaba que se obedeciera de inmediato. Draco no era como Lucius, él actuaba y no esperaba que los demás discutieran. Pero era verdad en parte, se había dedicado a él en muchos sentidos, cuando sus padres estaban ocupados o cuando no podían llevarlo de viaje con ellos, Draco sabía que Narcisa no era su madre, aunque era la pantalla perfecta, Severus era quien siempre le hablaba de Regulus y de su inconmensurable amor.




Draco probablemente veía más en él la imagen de su gestante que en Narcisa y era por esa razón que Severus nunca dañaría a Draco, porque lo amaba como debió amarlo Regulus.




—Me quedaré a comer, pero debo volver a casa para la cena– dijo Severus por fin. —Tengo un perro.




—¿Un perro?– los dos Malfoy miraron al pocionista.




—Lo encontré, estaba muy malherido y lo curé aún no está repuesto del todo, pero voy a conservarlo.




Severus sabía que Lucius no le tenía demasiado afecto a los perros, lobos o mamíferos en general.




—¿Me dejarás conocerlo? ¿Cómo se llama?– Severus sonrió ante la genuina emoción del niño.




A veces Draco dejaba relucir su infantil comportamiento y eso era entrañable para Severus.




—Se llama Cerbero y cuando esté bien te llevaré a conocerlo.




Draco estaba feliz desde luego, aunque Lucius no tanto, pero suponía que se debía a la pérdida reciente que había sufrido, así que lo dejo pasar.


Draco estaba feliz desde luego, aunque Lucius no tanto, pero suponía que se debía a la pérdida reciente que había sufrido, así que lo dejo pasar

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Amar a Morir.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora