15.- Confrontación.

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Severus había hecho planes para ver a Draco

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Severus había hecho planes para ver a Draco. Lucius no estaría en la ciudad por un par de días y Narcisa iría a Francia a preparar las cosas de Dragón para su regreso a Hogwarts.



Así que él visitaría al niño y obviamente cumpliría la promesa que hizo de llevar a Cerberus a conocer a su ahijado.



Sirius estaba más fuerte, en cuanto a su forma animaga, aún era un perro delgado, pero enorme, mejoraría con el tiempo.



Así que llevo al perro a la Mansión Malfoy, Draco desde luego se intimidó un poco, pero al ver al enorme animal echarse y rodar contento en el jardín, le ayudo a ganar confianza.



—Él nunca te haría daño, Dragón.– le prometió el pocionista.



Draco le acarició las orejas y el enorme perro lo lamió con entusiasmo.



Severus los vio correr y jugar encantados, mientras el bebía té tranquilamente esperando a que ambos se agotarán.



Cuando los vio tirados en el jardín jadeando y su ahijado todo sonrojado, sin esa máscara de frialdad e indiferencia, supo que no sería la única vez que Sirius lo visitará.



—¡Estás hecho un desastre!– Severus observó al niño y al perro todos llenos de hojas y ramitas enmarañadas en el cabello y el pelaje.



Draco se sacudió rápidamente y sacudió a Cerberus.



—Es un perro genial, padrino.– dijo Draco con una sonrisa.



El pocionista estaba feliz, desde luego, era muy extraño que su ahijado se comportará como un niño de su edad, le alegraba que al menos le mostrará esa parte a Sirius, aunque desde luego él no lo supiera.



Sirius había amado a Regulus, no tuvo un duelo por su hermano, pero al menos podría ver a su sobrino, hasta que hubiera una manera de limpiar su nombre.



De no ser así, tal vez cuando Draco creciera, podría contarle la verdad. El niño confiaba en él y que nunca haría nada que lo lastimará. Así que vería como desarrollar aquella historia sin que ese par de personas que amaba se lastimaran en el proceso.



—Mi padre dejo esto para ti– dijo Draco con una mueca dándole una nota a Severus.



—¿Por qué has esperado hasta ahora para darme el mensaje?– Severus desdobló el papel y leyó.



El niño tenía los dedos enterrados en el pelaje del perro mientras le daba caricias perezosas.



—Porque no me agrada lo que padre te hace hacer. Usa el amor que sientes por mí y mi papá para que sigas al lado de Vold...



Severus se arrodilló frente al niño y cubrió su boca.




—No lo menciones nunca, Dragón. Pasé lo que pase nunca digas su nombre. El nombre de alguien tan peligroso es poderoso, Draco, decirlo a la ligera es un error.



Amar a Morir.©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora