[Cap. 5] De nuevo tú

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Por fin llegó el tan ansiado día para Sanji. Se levantó con más ganas que nunca, no le hizo falta usar despertador siquiera. En cuanto se alistó, salió decidido hacia la cocina para preparar el desayuno.

El buen olor que desprendía la cocina llegó hasta la habitaciones de los morenos, y no dudaron en averiguar qué era lo que olía tan bien.

- ¡Huele de maravilla, Sanji! Se nota que estás contento, ¿eh? - Dijo Luffy mientras guiñaba y le pegaba pequeños codazos al rubio, seguidos de una risita.

Sanji siguió a lo suyo, no antes de sonreírle abiertamente. Cuando estaba a punto de terminar las tostadas francesas, divisó al moreno que faltaba: estaba sin camiseta, haciendo uso únicamente de sus pantalones, haciendo visibles todos sus tatuajes y su cuidado cuerpo. Secándose el cabello con una toalla, con una pose demasiado sensual, miró al rubio.

- Gracias por hacer que comamos decentemente todos los días. No sé qué haríamos sin ti. - Dijo, con una sonrisa ladina, mientras seguía moviendo el brazo sobre su cabeza para terminar de quitarse los restos de humedad que le quedaban.

Sanji podía notar cómo el calor se apoderaba de él, subiéndole desde los pies hasta terminar en sus mejillas. Simplemente se dio la vuelta y siguió cocinando.

Esto no pasó desaparecido para ninguno de los morenos. Ambos se miraron con una sonrisa cómplice.

🔸️

Una vez terminaron las clases, Sanji fue a paso rápido hacia el patio esquivando a alumnos y profesores. No tenía otra cosa en mente más allá que el comienzo de su nueva clase. Cuando bajó el último escalón, vio que allí le estaban esperando su par de morenos favoritos.

- ¡Hey! - El rubio alzó su mano a modo de saludo en lo que terminaba de acercarse a ellos. - Hoy comienzo las clases de artes marciales, pensaba que lo sabíais. Siento haberos hecho esperar para nada. - Sonó avergonzado.

- ¿Cómo no lo íbamos a saber? Era imposible olvidarlo. Nos hemos quedado aquí para desearte buena suerte, aunque sé que no la necesitas. - Dijo el moreno más alto a la vez que chocaba su puño contra el hombro del rubio, a modo de despedida. - Nos vemos en casa, ya nos contarás. - Guiñó, antes de darse la vuelta para marcharse junto a Luffy.

El corazón de Sanji latía frenéticamente. Había sido un simple guiño, por el amor de Dios. ¿Qué se supone que le estaba pasando?

Bueno, eso daba igual por ahora. Realmente no sabía si estaba así de nervioso por culpa de Trafalgar Law o porque al final llegaría tarde si seguía ahí parado.

Corrió hacia el gimnasio de la universidad, ya que ahí era el lugar donde transcurrirían las clases. Llegó a la puerta, y una vez recuperado el aliento, procedió a tocar.

- Pase. - Notó una voz ronca, bastante familiar. Con extrañeza, abrió la puerta, y no quería creer que la persona que estaba viendo fuera a ser su profesor.

Y ahí estaba él, Roronoa Zoro. Sanji quería que la tierra se lo tragara. Ambos se quedaron mirando fijamente el uno al otro durante unos cuantos segundos, que parecieron vidas enteras... Hasta que el rubio reaccionó: se giró abruptamente y fue a sentarse en uno de los sitios libres de la sala, el más alejado posible del peliverde.

Todos los alumnos estaban sentados alrededor del profesor haciendo un semicírculo, quizás serían unos nueve o diez. Ya habían transcurrido veinte minutos, y parecía que la primera clase iba a ser teórica, cosa que no interesaba en demasía a Sanji ya que él se la sabía de memoria. Tan poco interés tenía que se levantó, cogió su mochila junto a sus pertenencias y puso dirección hacia la puerta.

- Perdona, ¿dónde te crees que vas? La clase no termina hasta que yo lo diga. - Su "nuevo" profesor también se puso de pie, mirándole fijamente, con una clara seriedad en su tono de voz y en su mirada.

- Oh, perdone. Pero creo que sabe que no necesito dar clases teóricas... Profesor. - Dijo, con un tono exageradamente burlesco. Todos los alumnos se miraron entre ellos, nerviosos y expectantes, esperando el próximo movimiento de alguno de los dos.

Pero esta vez Zoro se quedó callado, y simplemente dejó que se fuera.

🔸️

Sanji respiraba forzosamente, casi sale corriendo; sus piernas y sus latidos no daban más de sí. Únicamente pensaba en llegar a casa para no salir de su cama. ¿De verdad no había ningún otro mísero profesor de artes marciales en toda la ciudad? ¿De verdad precisamente él tenía que trabajar en su universidad? Esto solo podía ser un mal sueño.

𝓣𝓪𝓻𝓭𝓮. - [𝓩𝓸𝓢𝓪𝓷]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora