[Cap. 13] Accidente

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Las semanas pasaron tranquilamente. El rubio y el tatuado hicieron oficial su relación, ya todo el mundo en la universidad sabía que estos dos eran pareja. Incluyendo a los profesores.

Sanji pudo comprobar cómo Law era el indicado para él: Le cuidaba, le protegía y le daba esa comodidad que tanto deseaba. Una vez pasado un tiempo prudencial decidieron empezar a salir, también para que Law se sintiera más seguro y no tuviera que ir marcando a Sanji cada vez que alguien se le acercaba.

Hoy, solo el rubio tendría materias presenciales. Se despidió de su novio y de su compañero de piso y puso rumbo a la universidad animadamente. Se había despertado de buen humor.

Cruzó el enorme portón de la universidad dispuesto a encontrar su primera clase del día. Hasta que...

- ¿Estás bien? - Sanji se encontraba sentado en el suelo debido a la caída, con una cara de dolor indescriptible mientras agarraba su muñeca derecha. A un par de metros se encontraba la mochila del rubio, la cual salió disparada gracias al impacto que recibió.

Esa voz rasgada le sonaba al rubio.

- ¿Musgo? ¿Te divierte empujarme? No me hace gracia que ese sea tu nuevo saludo. - Sanji al levantar la vista, pudo ver la cara de preocupación absoluta del peliverde, así que quiso intentar quitarle hierro al asunto.

- ¡No digas tonterías! - Estaba bastante nervioso. - Vamos ahora mismo a la enfermería. - Cogió la mochila del rubio con rapidez a la vez que se la echaba al hombro. - ¿Puedes andar? - Dijo mientras le extendía una mano.

- No me he hecho daño en las piernas, melón. - El rubio se intentó incorporar, olvidándose momentáneamente de su mano. Hasta que pudo volver a sentir el intenso dolor cuando se apoyó en el suelo para levantarse, cosa que hizo que volviera a caer sentado.

- ¡Cocinero! - Zoro sonaba aún más nervioso que antes. - ¡Tu mano...! - Las palabras se le atoraron en la garganta.

- No te preocupes, es solo... - Un grito hizo que se callara.

- ¡¿"Solo"?! - El peliverde sonaba enfurecido. - ¡Tus manos son tu tesoro más importante! ¡¿Cómo vas a conseguir ser el mejor chef del mundo si no te preocupas por ellas?!

Sanji quedó mudo, estupefacto. Jamás pensó que el despistado de Zoro fuera a recordar aquello. Se lo dijo un día cuando eran pequeños en el que se pasaron toda la tarde hablando de sus sueños, pero solo fue una vez.

- Y mucho menos permitiré que no cumplas un objetivo por mi culpa. - Volvió a hablar Zoro. Ayudó a Sanji a levantarse cogiéndole el antebrazo izquierdo, decidido. Marcharon hacia la enfermería de la universidad, con el rubio siendo casi arrastrado por Zoro, quien iba bastante alterado.

- Oh, hola, profesor. - La enfermera de avanzada edad miró a Zoro. - ¿Qué ha pasado? - La mujer estaba algo desconcertada, ya que el moreno abrió la puerta casi de un golpe. Creía que era la primera vez que veía tan alterado a ese profesor.

- Este alumno se ha hecho daño, por mi culpa. No lo vi y chocamos, y él ha caído en su mano. - Zoro agarró la mano de Sanji con suma delicadeza para enseñársela a la enfermera, cosa que puso nervioso al rubio.

- Veamos... - La enfermera apretó ligeramente algunos puntos de la palma y la muñeca de Sanji, haciendo que este se estremeciera. - Te la voy a vendar y a mandar unas pastillas que quiero que tomes por al menos una semana. Tienes un esguince de muñeca y los tendones un poco inflamados. Si no te la cuidas en condiciones podrías tener secuelas con los años. - Terminó de hablar para darse media vuelta e ir a por el material necesario para vendarle.

Se quedaron en silencio, envueltos en un ambiente algo incómodo sin saber muy bien qué decir. Cuando la enfermera volvió y terminó su trabajo, ambos chicos le dieron las gracias y se marcharon.

Una vez en el patio, Sanji pudo mirar bien a Zoro. Podría jurar que estaba temblando, con las venas de las manos marcadas a causa de apretar tanto los puños. Estaba cabizbajo y no sabía muy bien cómo actuar.

- Gracias por traerme, musgo. En un par de semanas estaré como nuevo, ya verás. - Sanji le sonreía genuinamente, y Zoro al mirarle pudo deleitarse con eso, dejándole abrumado.

- ¿No estás enfadado conmigo? - Zoro estaba realmente sorprendido, mirándole fijamente.

- ¿Por qué iba a estarlo? Los accidentes existen, y no puedo tener mi manos envueltas en papel de burbujas toda la vida. - Sanji contempló el sitio donde ocurrió el choque. - Si te sirve de consuelo, me alegra que hayas sido tú y no cualquier otro tonto despistado. - Sonrió y le revolvió el pelo con su mano sana, tal y como hacía con Luffy cuando sentía que había hecho algo mal.

Zoro le miró desconcertado, acompañado de un leve rubor en sus mejillas. Hasta ahora no había sido plenamente consciente de la paz que sentía con una tonta caricia del rubio.

- Te perdono por haberme llamado tonto, solo por esta vez. - Zoro, aprovechando el buen ambiente que desprendían, dio un pequeño toque con el dedo índice en la frente del rubio, haciendo que moviera su cabeza levemente hacia atrás.

Ambos rieron, generando un ambiente genuino, en el que solo estaban envueltos ellos dos.

- Bueno, tendrás que ir a dar clases, ¿no? - Dijo Sanji a la vez que colocaba bien su mochila.

- No tengo nada hasta dentro de un par de horas. - Zoro se puso nervioso, no sabía si debía decir lo que estaba a punto de escupir. - ¿Te gustaría venir a desayunar conmigo? - Dijo casi atropelladamente, cosa que hizo reír al rubio.

- ¿Por qué no? Tengo hambre y me parece que hoy no voy a poder hacer gran cosa. - Rió mientras mostraba su vendaje. De nada servía deprimirse ahora.

Y pusieron rumbo al bar más cercano de la universidad bajo la atenta mirada de los alumnos más curiosos.

𝓣𝓪𝓻𝓭𝓮. - [𝓩𝓸𝓢𝓪𝓷]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora