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MIKEL HOXHA 

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MIKEL HOXHA 

Camino con toda la calma mientras a unos metros de mi veo a mis hombres esperando.

- Bilal – digo con una media sonrisa mientras me acerco a él quien es sujetado por Mario mi hombre de confianza para trabajos sucios

- ¡Por favor no me mate! – ruega mientras me acerco a él y es ahí que puedo ver el terror en sus ojos

Podía verlo incluso sentirlo, pero la imagen de un día antes donde se encontraba ella tirada mirándome con una mirada mucho peor y temblando del dolor y miedo me hicieron rabiar mucho más.

- Cuando entraste a esta organización sabias lo que pasaba – digo tranquilamente - ¡Se te leyeron las malditas reglas! – grito con rabia mientras lo tomo por la nuca con fuerza haciéndole llorar como niña mientras lo arrodillo ahí mismo frente a todos

- Por favor – llora cuando lo suelto bruscamente

- ¿La recuerdas a ella? – pregunto con rabia mientras lo rodeo como un lobo a su presa

- ¡No quise hacerlo! – grita con desespero intentando tomarme del pantalón, pero me alejo con mucha mas rabia corriendo por mis venas

- ¡Que maldito cinismo! – grito con burla

Me giro a mirar a mis demás hombres que lo ven todo con atención.

- ¡Las jodidas reglas se cumplen! – grito mientras tomo a Bilal con fuerza para que se levante - ¡La traición y las violaciones no son cosas que se queden impunes mientras estén bajo mi mandato! – grito con advertencia

Me acerco a el hombre que llora frente a mi para con una sonrisa tomar su cara con fuerza sabiendo que dejaría marcas en ella sin importarme, era lo menos que merecía.

- La cacería es aburrida cuando la presa es fácil de atrapar – digo con una sonrisa para soltarlo bruscamente - ¡Tienes cinco segundos para intentar escapar presa – lo suelto con brusquedad haciéndole caer al suelo, pero él se levanta rápidamente para comenzar a correr como puede

Quería que se retorciera en su propio miedo, que su corazón se acelerara mientras el pensamiento y sentimiento de morir lo perseguía, así como tener la esperanza de que siquiera podía salir de ahí.

- Mikel – dice Viktor cuando se aleja rápidamente pensando que si lo dejaría ir

- Un balazo en la nuca sería demasiado rápido – digo mientras lo miro – Necesita algo que valga la pena – digo mientras guardo mi arma que hace unos segundos había sacado

- Señor – dice Mario acercándose

- Que suelten a los lobos – ordeno y con una llamada de parte del hombre a mi lado unos segundos después tres lobos machos adultos color negro atacaron a el hombre que gritaba fuertemente

LA ORDEN NEGRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora