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Salgo del despacho con las lagrimas corriendo por mis mejillas, amaba a mi secuestrador y por un segundo me considere aceptar su toque y su vida, pero no estaba hecha para esto, Mikel tenía demasiadas responsabilidades con esta orden y era obvio q...

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Salgo del despacho con las lagrimas corriendo por mis mejillas, amaba a mi secuestrador y por un segundo me considere aceptar su toque y su vida, pero no estaba hecha para esto, Mikel tenía demasiadas responsabilidades con esta orden y era obvio que no saldría de esto tan fácil y menos siendo el Dhuratë. Lo que creí imaginar que podía vivir a su lado era solo eso una ilusión en mi mente.

- Maia – la voz de Ana hace que me detenga antes de subir las escaleras

- Ana por favor ayúdame a mover mis cosas a un cuarto de huéspedes – pido mientras me limpio las lagrimas

- ¿Estás segura? – pregunta acercándose para tomar mis manos entre las suyas en signo de apoyo

- Lo estoy An – aseguro para finalmente ambas subir para comenzar a trasladar mi ropa a otra habitación 

Me encuentro sentado en mi silla de cuero detrás del escritorio mientras Viktor se encuentra de pie frente a mi con las manos cruzadas

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Me encuentro sentado en mi silla de cuero detrás del escritorio mientras Viktor se encuentra de pie frente a mi con las manos cruzadas. Lo único que nos aluzaba era la lampara del escritorio que proyectaba las sombras en las paredes negras a nuestro alrededor.

- Viktor – digo con voz baja y seria mientras lo inspecciono con la mirada – He visto como miras a Maia y la manera en que te acercas a ella – digo mientras enciendo un puro para tratar de relajarme – Quiero saber que está pasando – ordeno con cortesía

Veo a el hombre que consideraba mi hermano tensarse en su lugar.

- No sé a qué te refieres Mik – intenta decir, pero lo interrumpo con molestia

- ¡No juegues conmigo Viktor, te he visto, vi la manera en que la veías cuando estaban afuera de la capilla, joder hermano la manera en que te acercas a ella! – grito con molestia y dolor al sentirme traicionado

Viktor suspira sabiendo que no podía ocultarme nada a mí.

- Este bien carajo, lo admito. Siento algo por ella – confiesa haciendo que me paralice en mi lugar - ¡No se qué es, pero no puedo evitarlo, se lo que sientes por ella hermano y por eso mismo no he intentado nada! – grita para finalmente mirarme con vergüenza

LA ORDEN NEGRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora