NUEVO «AMIGO» Y UN NIÑO CELOSO

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CASSIDY

Cassidy quiso llegar de las primeras a la oficina para escoger el asiento más lejano posible al de Cassius. Aún no había llegado nadie y eso era bueno... ¿no? Mientras que su jefe no la obligase a sentarse junto a él todo iría bien. A menos que el mundo estuviera en su contra y todos se sentasen en el resto de sillas, dejando libre a Cassius de sentarse junto a ella, porque dudaba que él ahora se sentara al lado de Cassidy por voluntad propia, no después de la escena de la cafetería.

—Tú debes de ser Cassidy —una voz masculina la sacó de su ensimismamiento. Por un momento le aterró que fuera Cassius, pero al alzar la mirada, se encontró con un hombre completamente distinto. Éste era de cabello castaño oscuro, ojos color ámbar, con unas pequeñas gafas negras que le daban un toque... sexy... Su cara estaba limpia de impurezas, aunque tenía una ligera sombra de una pequeña barba de tres días. Bastante atractivo debía admitir.

Cassidy asintió.

—¿Cómo lo sabes?

—Digamos que Hellen es muy chismosa y puede que me haya dado el soplo.

A Cassidy se le escapó una leve risa nerviosa.

—Sí, soy Cassidy...

—... Whailfolt. Así te llamó el jefe—terminó el hombre—, ¿Te importa si me siento a tu lado?—señaló al asiento vacío de su derecha.

—¿Eh? Oh, claro, eres libre de sentarte donde quieras —Cassidy esbozó una sonrisa, aliviada de saber que no tendría cerca al susodicho— ¿Y tú eres...?

—Rhys... Rhys Ferguson —le ofreció la mano y Cassidy la estrechó con la suya.

—Encantada.

Le parecía un nombre demasiado bonito para un apellido tan... ¿Gracioso? “Ferguson” le recordaba al apellido de un personaje de televisión que ella veía de pequeña; ese personaje era el típico gruñón torpe que a Cassidy siempre le hacía reír. Fuera como fuera, la había aliviado y eso la reconfortaba.

—Eres nueva, ¿Cierto? —preguntó mientras dejaba su mochila a un lado.

—Sí, ¿Cómo lo sabes?

—Llevo un par de años en este trabajo. Si hubieras estado antes ya lo habría sabido, nunca olvido una cara bonita.

¿La había... halagado? ¿Le había dicho un piropo? Cassidy no pudo evitar ruborizarse un poco y mordió su labio inferior. ¿Cómo debía responderle a eso?

—Empecé ayer —aclaró.

Rhys chasqueó la lengua.

—Oh, me perdí tu primer día. Una lástima, ayer falté por revisión médica.

—¿Se encuentra bien?

—Puedes tutearme ¿sabes? Y tengo veintiocho años, por favor no me trates de «usted», me hace sentirme viejo.

Cassidy no pudo contener una leve risa.

—Perdona, me parecía más educado. Así que... ¿Estás bien, Rhys?

—Sí, solo era una revisión de la óptica, ya sabes —señaló sus gafas.

I d̶o̶n̶'t̶ want youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora