Capitulo 5

124 16 77
                                    

Niccolò

Me acabo de despertar y sigo oliendo el aroma de Milena. Qué me diga que perfume usa para echarlo por toda mi habitación.

Hoy te has levantado poético.

Hablando en serio, tiene un olor que hipnotiza, también tiene otras partes físicas que hipnotizan... pero eso vamos a dejarlo para más tarde.

Ahora el problema es como debo de actuar después de darle un abrazo. En toda mi vida he dado tres abrazos.

Vale, tengo que actuar normal, como si nunca hubiera pasado. Es un abrazo tampoco se ha acabado el mundo.

—Buenos días. —Le digo al bajar a la cocina.

—Hola. Creo que ya me podrías enseñar a pelear otra vez, casi todas las heridas se me han cicatrizado y me...

—No. —La interrumpo —Hasta que no te cures completamente.

—Ya te he dicho que estoy bien.

—No

—¡Sí!

—No

—¡Que sí!

—No

—QUE SÍ! ¿Y puedes gritar? ¡Me estás poniendo de los nervios con tu tranquilidad!

—¿Te estás enfadando porque no estoy gritando?

—¡SÍ!

Me paso una mano por la cara frustrado. ¿Está chica está bien? ¿Si le grito va a callarse de una vez? Porque estoy perdiendo la paciencia y mira que tengo mucha.

—¿Por qué no vas y te das una ducha para relajarte un poco?

¿Y tú la acompañas no?

Conciencia, si vas a decir algo, que sea para ayudar. Si no, te callas.

—¡¿Me estás diciendo alterada?!

—Em... no... creo...

—¡Escuchame bien! ¡Yo no estoy alterada! ¡Estoy muy relajada! ¡¿Vale?!

—¿Pero por qué gritas?

—Perdón... se que no debería gritarte. Soy muy mala persona ¿verdad?
—Empieza a sollozar.

—Oye... ¿Estás con la regla o algo? Porque no entiendo muy bien tus cambios de humor. —Pregunto confundido.

—Ves, nadie me entiende. —Sigue sollozando.

—Em... si... yo te entiendo. —A quién quiero engañar, no me entiendo ni a mí mismo voy a entender a los demás.

—¡No! Nadie me entiende...

—No digas eso... —No sirvo para consolar a nadie. —Ven. —La acerco a mis brazos para acurrucarla y se aleja de mi de un salto.

—¡NI SE TE OCURRA TOCARME!

—¡¿Por qué?! —Esta vez grito yo también porque he terminado de perder la paciencia.

—Porque lo digo yo.

Y en ese momento tocan la puerta, yo abro y es Anna. Bien, la que faltaba para que empezase la fiesta.

—Anna, no creo que esté sea el mejor momento para venir.

—¿Por qué? ¿Estás con otra? Podríamos hacer un trí...

—¡¿QUE HACE LA BARBIE DE PLÁSTICO AQUÍ?!

—Ni se te ocurra volver a llamarme Barbie de plástico. —Protesta Anna.

—¡Barbie de plástico!

La mia PrincipessaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora