Capitulo 8

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Niccolò

Ya estaba amaneciendo. Me estaba incorporando cuando...

Oh, no.

¿Qué he hecho?

Qué alguien me diga que no estoy durmiendo en la cama de Milena con ella al lado.

Y por si no fuera poco me duele todo.

Vale, mi padre y el de Milena me iban a matar.

Me voy a ir antes de que Milena se dé cuenta y...

—Buenos días.

No se ha dado cuenta todavía.

—¡¿QUÉ HACES TÚ EN MI CAMA?!

Me parece que sí se ha dado cuenta.

—No es lo que parece.

—¡ERES UN PERVERTIDO!

—¿Puedes dejar de gritar?

—Pretendes que esté tranquila cuando me levanto con un dolor de cabeza impresionante, contigo en mi cama sin camiseta y diciendo que no es lo que parece.

—Vale, entiendo que estés alterada, pero gritando no vamos a solucionar nada. Yo todavía no me acuerdo de cómo he acabado aquí. ¿Tú te acuerdas de algo?

Milena

—Lo último que recuerdo es a Greta tumbada en el sofá durmiendo y tú hablando conmigo. Luego te di un beso en la mejilla y después me fui a dormir. Minutos después entraste tú y...

Pasó algo muy bonito.

—... te besé. —Finaliza por mi.

—Joder, Niccolò.

—No me culpes. Ese simple beso en la mejilla hizo algo en mi cuerpo y me llevó hasta tu habitación y te besé. La próxima vez no me des besos como esos y después te vayas tan tranquila porque yo lo paso mal.

—¿Qué tú lo...? Da igual, ¿ahora me vas a echar la culpa a mí?

—Sí.

—Vete a la mierda. Yo no fui la que te besó.

—Justo me acabo de acordar que después de separarme de ti, tú me volviste a besar.

—Eso es mentira.

Milena, tú y todo el mundo sabemos que es verdad.

Tú que sabrás.

Si que lo sé.

—Eso fue un error. No puede volver a pasar.

Asiente.

—Bien. Ahora sal ya o te voy a echar yo.

—¿No crees que deberíamos hablar de cómo pasó, por qué pasó y todo eso?

Le dediqué una mirada que dió a entender lo que pensaba.

—Ya me voy.

Se fue cerrando la puerta detrás de él y me dejó pensativa.

Lo peor era que yo si me acordaba perfectamente del beso.
Recordaba como ponía una mano en su pelo y otra en su mejilla.
Como él ponía una mano en mi nuca y otra en mi cintura.
También recordaba como cuando el beso se acabó me miró con sus ojos pequeños y negros por segundos.

Y no se me iba de la mente. Me pregunto si él se acordará de todos los detalles. Seguro que ni le dió importancia.

***

La mia PrincipessaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora