Milena
Cuando abrí los ojos ya era de día.
El estómago me rugía así que no tardé en buscar algo para desayunar.Cuando bajé vi a Niccolò haciendo ejercicio como de costumbre.
-Buenos días. -Le dije cuando pasé por su lado. -Al ver que no me respondía fruncí el ceño. -Te acabo de decir bue...
Me interrumpió de golpe cuando me di cuenta de que estaba a mí lado muy cerca.
Hemos amanecido de buen humor. ¡Bien!
-Buenos días, Lena. -Hizo énfasis en la última palabra.
-¿Qué significa...?
-Abreviacion.
-¡No me llames así!
-¿Greta te puede llamar Mili y yo no puedo llamarte Lena?
-No.
-Lo voy a hacer igual así que dime lo que quieras... De todas formas, va a venir Lorenzo, me ha dicho que nos tiene que contar algo.
-¿A mí también?
-Sí.
-Vale. ¿Puedes quitarte para que pueda ir a la cocina?
-Que aburrida. -Dijo apartándose.
Segundos después de que se apartara, me llamó Leandro.
-¿Lean?
-Hola fresita. Tengo algo que contarte.
-¿Qué?
-Esta noche se celebra una fiesta, ¿sabes quién va a estar ahí?
-¿Quién?
-Celio.
Celio fue un amigo que conocí cuando era más pequeña. Éramos amigos pero a mí me gustaba. Siempre estábamos juntos hasta mis primeros besos y mi primera vez fue con él.
Un año se fue por el trabajo de su madre y cuando volvió ya no era él mismo, se había hecho muchos tatuajes y piercings. No sólo cambió físicamente, también se comportaba diferente.Cuando volvió quise seguir hablando con él, pero me ignoraba y pasaba de mí.
Decidí dejarlo porque sentía que lo estaba presionando y agobiando mucho y por eso se alejó de mí.
Aunque ya no hablamos tanto yo siempre estaba cerca suya para cualquier cosa, me llegaron a decir que era su esclava.Cuando mis amigas por fin me hicieron entrar en razón me alejé de él.
Y semanas después volvió a hablarme, incluso me pidió una relación secreta y cuando le pregunté que por qué tenía que ser secreta me dijo:
-No quiero que nadie sepa que estoy contigo, se reirán de mí.
Desde ese día no volví a verle y me escribió muchos mensajes, me llamó mil veces y vino a mi casa dos veces a pedirme disculpas.
-No voy.
-Venga que sí. Me han dicho que quiere verte y pedirte perdón.
-Yo no quiero verle.
-Pues no vengas por él, ven por mí.
-Lo intentaré, sabes que no puedo salir a la calle bajo ningún concepto.
Colgué la llamada y volví al salón y Niccolò estaba en el sofá con aire aburrido.
-¿Quién era?
-Lean, voy a ir a una fiesta con él.
-No. -Le escuché decir.
-¿No? ¿Por qué?
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La mia Principessa
RomansaLa vida de Milena Fiore corre peligro. Ella se tiene que ir a vivir sola con el hijo del amigo de su padre, Niccolò Valetti, que además es mafioso. Ellos se odian pero... ¿Qué pasará el tiempo que estén juntos? ¿Se seguirán odiando? ¿Se volverán ami...