Capitulo 9

107 12 75
                                    

Milena

Cuando abrí los ojos ya era de día.
El estómago me rugía así que no tardé en buscar algo para desayunar.

Cuando bajé vi a Niccolò haciendo ejercicio como de costumbre.

-Buenos días. -Le dije cuando pasé por su lado. -Al ver que no me respondía fruncí el ceño. -Te acabo de decir bue...

Me interrumpió de golpe cuando me di cuenta de que estaba a mí lado muy cerca.

Hemos amanecido de buen humor. ¡Bien!

-Buenos días, Lena. -Hizo énfasis en la última palabra.

-¿Qué significa...?

-Abreviacion.

-¡No me llames así!

-¿Greta te puede llamar Mili y yo no puedo llamarte Lena?

-No.

-Lo voy a hacer igual así que dime lo que quieras... De todas formas, va a venir Lorenzo, me ha dicho que nos tiene que contar algo.

-¿A mí también?

-Sí.

-Vale. ¿Puedes quitarte para que pueda ir a la cocina?

-Que aburrida. -Dijo apartándose.

Segundos después de que se apartara, me llamó Leandro.

-¿Lean?

-Hola fresita. Tengo algo que contarte.

-¿Qué?

-Esta noche se celebra una fiesta, ¿sabes quién va a estar ahí?

-¿Quién?

-Celio.

Celio fue un amigo que conocí cuando era más pequeña. Éramos amigos pero a mí me gustaba. Siempre estábamos juntos hasta mis primeros besos y mi primera vez fue con él.
Un año se fue por el trabajo de su madre y cuando volvió ya no era él mismo, se había hecho muchos tatuajes y piercings. No sólo cambió físicamente, también se comportaba diferente.

Cuando volvió quise seguir hablando con él, pero me ignoraba y pasaba de mí.

Decidí dejarlo porque sentía que lo estaba presionando y agobiando mucho y por eso se alejó de mí.
Aunque ya no hablamos tanto yo siempre estaba cerca suya para cualquier cosa, me llegaron a decir que era su esclava.

Cuando mis amigas por fin me hicieron entrar en razón me alejé de él.

Y semanas después volvió a hablarme, incluso me pidió una relación secreta y cuando le pregunté que por qué tenía que ser secreta me dijo:

-No quiero que nadie sepa que estoy contigo, se reirán de mí.

Desde ese día no volví a verle y me escribió muchos mensajes, me llamó mil veces y vino a mi casa dos veces a pedirme disculpas.

-No voy.

-Venga que sí. Me han dicho que quiere verte y pedirte perdón.

-Yo no quiero verle.

-Pues no vengas por él, ven por mí.

-Lo intentaré, sabes que no puedo salir a la calle bajo ningún concepto.

Colgué la llamada y volví al salón y Niccolò estaba en el sofá con aire aburrido.

-¿Quién era?

-Lean, voy a ir a una fiesta con él.

-No. -Le escuché decir.

-¿No? ¿Por qué?

La mia PrincipessaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora