Capitulo 17 II

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Niccolò

Busco a Milena y le doy la mano para llevarla a la salida donde nos están esperando Greta y Tomasso.

—Tú conduces —Dice mi hermano tirándome las llaves al vuelo.

Después de media hora llegamos a casa y entrando dentro de la casa noto que Milena se seca las lágrimas.

—¿Qué te pasa? ¿Estás bien?

—Sí, no te preocupes.

—Sí, si me preocupo. Hasta que no me lo digas... —me planto frente a la puerta impidiéndole el paso —no entramos.

—¿Y ellos...? —Señala a los dos imbéciles que se están devorando en el suelo.

—¿Creés que le va a importar si entran o no? Lo único que les importa es que su lengua le llegue a la tráquea del otro.

—Verás... En una tontería —mira para abajo antes de hablar —... Esto era lo último que me esperaba. Pensaba que mi fiesta iba a ser como la de todos los años... Una cena en un restaurante con mi padre, Greta y Lean.

La atraigo hacia mí para besarla. —Es que yo atraigo la buena suerte, por eso jamás te vas a separar de mí ¿entendido?

—Entendido, ahora quita la mano que tienes en mi culo si no quieres que te la corte.

Me empiezo a reír y ella me mira con mala cara cosa que hace que me ría aún más a carcajadas.

—Vamos a entrar ya que no quiero que la noche acabe con un muerto —Dice estirándome del brazo.

Poco tiempo después de entrar llegan Greta y Tomasso.

Tomasso se sienta al lado, la mira a ella y después a Greta y a mí.

—Milena, ya van a ser las doce. Hay que hacer algo para finalizar tu cumpleaños ¿no? He pensado en...

La voz de Tomasso queda interrumpida cuando alguien llama a la puerta.

Greta se levanta para abrir y vuelve con una chica detrás. Anna con una caja en las manos. ¿Qué hacía ella aquí? Le di una buena cantidad de dinero para el funeral de su madre y para sus gastos personales.

No mira a nadie, solo va directa a Milena y le entrega la caja.

—Se que no nos llevamos bien pero Niccolò me ha hablado muy bien de tí y se que es tu cumpleaños y no tengo nada que ver aquí pero...

Para un segundo pasándose la mano por el pelo nerviosa.

—Felicidades, Milena. Quizá algún día me perdones por lo idiota que fui y podamos ser amigas.

Milena se levanta para abrazarla y después la mira a los ojos y le responde con sinceridad.

—No te tengo que perdonar porque nunca te he odiado y además... yo te he tratado igual.

Ambas se sonríen y Milena le hace un hueco en el sofá para que se siente a su lado.

—Podemos ser amigas siempre y cuando no quieras nada con Nicco —Bromea divertida aunque en realidad ella y yo sabemos que lo dice en serio.

—Lo he superado, no te preocupes —Contesta también divertida.

Tomasso las mira con cara de asco y se levanta abriendo la caja que le ha dado Anna a Lena.

—¡Vino! ¡Vamos a beber!

—¡Hey, Tom! ¡Es mi regalo!

—¡Qué no me digas "hey" que no soy un perro! Te lo dije ya cuando te secuestré.

La mia PrincipessaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora