𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 4: 𝕐𝔸 𝔼𝕊 ℍ𝕆ℝ𝔸

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El reloj hace ¡tic tac, tic tac! Y de pronto

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El reloj hace ¡tic tac, tic tac! Y de pronto... suena la alarma. Akira salta de la cama y abre las cortinas para que entre la luz del sol.

-¡Wow! Qué hermosa mañana.-dice Akira respirando profundo. "Hora de comenzar el día".

Akira observa su habitación y se da cuenta de que no está diseñada para las patas de un perro, pero aún así se las arregla para prepararse.

Ya lista, sale de su habitación y comienza a correr por los pasillos hacia las habitaciones de Kahimi y Delaila. Llega primero a la habitación de Delaila, pero antes de poder tocar la puerta, Delaila la abre, mirándola con disgusto.

-¿Qué carajos haces aquí?.-gruñe Delaila.

-Jajaja, pensé que querrías que te despertara. Recuerda que tenemos nuestra primera clase.

Delaila sale de la habitación y se aleja en silencio.

-Oh, ok, luego te alcanzo, iré por Kahimi --murmura Akira. Al darse la vuelta, se lleva un susto al ver a Kahimi mirándola fijamente.

-¡AAAH! ¿De dónde saliste?.-grita Akira.

-Mencionaste mi nombre. Pensé que me necesitabas.-responde Kahimi con desgana.

-Oh, es cierto.... Ya, mejor vamos.

Las dos caminan juntas dirigiéndose a su destino. Akira camina con pequeños saltos mientras mira por todas partes, mientras que kahimi arrastra sus pies y mantiene agachada su cabeza.

-¿Tu eres así o es por tu emoción?.-de la nada pregunto Akira.

-no lo sé... Simplemente nada me anima.-respondió kahimi aún con su cabeza agachada.

-wou! ¿Y que es eso largo que tienes alrededor de tu cuerpo?.-pregunto Akira mientras saltaba al rededor de kahimi.

-¿hablas de mi serpiente?... Se llama Joya. Tengo problemas para regular mi emoción, pero ella me ayuda a estar tranquila.-respondió kahimi con desgana.

-oh! ¡Eso es genial!.-agregó Akira.

El equipo se dirigió al centro de la aldea natural, donde tendrán su primera clase. Otros equipos y algunos guardianes solitarios también se dirigen al mismo lugar para la clase.

Al llegar, Akira observa la cantidad de guardianes, todos emocionados y ocupados en sus asuntos: algunos charlando, otros jugando o presentándose. Todos voltean a ver a Akira y se quedan en silencio; ella, nerviosa, pasa entre ellos para acomodarse en su lugar.

-Nadie te quiere aquí, así que deja de sonreír.-le susurró Delaila. Ese comentario resonó en la cabeza de Akira, su mente se eleva entre las nubes y repitiendo esas palabras consecutivamente. Reacciona al escuchar unos fuertes pasos, se da la vuelta y ve cómo todos abren camino para dejarle paso a Lumina, la guardiana de la furia, siempre con una expresión de metralleta. Nadie se atreve a molestarla por su aura amenazante.

𝑬𝑳 𝑮𝑹𝑨𝑵 𝑴𝑼𝑵𝑫𝑶 𝑫𝑬 𝑳𝑨𝑺 𝑴𝑨𝑹𝑨𝑽𝑰𝑳𝑳𝑨𝑺 (Misterio Sombrío) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora