Lo sé desde hace varias semanas, es eso o me estoy volviendo loca, a veces siento la respiración caliente de alguien tan cerca de mi rostro que quisiera gritar del pánico, pero tengo miedo de que me haga algo y ahogo los gritos dentro de mi garganta.
Siempre he vivido sola, alejada del mundo, ¿por qué a alguien se le ocurriría meterse justamente en mi casa?, precisamente vivo lejos para que nadie me moleste.
Debo seguir con mis tareas, con mi trabajo, porque mientras más dinero tenga mejor y más rápido serán las cosas, no puedo distraerme con lo que está sucediendo ahora, llamar a la policía sería un riesgo, tardarían demasiado en llegar, así que no me queda de otra que esperar a que se vaya de aquí.
Tal vez es un turista, a muchos les gusta meterse en hospitales y casas abandonadas por aquí y hacer videos, tal vez solo está jugando con mi paciencia, creo que viene a veces y se va, de lo contrario sabría que se encuentra aquí todo el tiempo.
La alarma de mi teléfono me levantó de la cama, me gusta estar descalza, el suelo se siente mejor así, y mi sentido de dirección funciona mejor con mi tacto.
Toco las paredes para guiarme hasta el baño mientras bostezo, aun sigo somnolienta, busco con mis manos el grifo y lavo mi rostro con el agua tibia y jabón de avena, me gusta mucho el olor, no es tan fuerte como el de los otros jabones.
Peino mi cabello frente al lavabo, no tengo espejos, ¿para que los necesitaría?, cerré la puerta del baño con llave porque quería darme una ducha sin que la persona que sospecho que está aquí, me vea.
Desde la muerte de Daisy me he sentido aún más sola, era la única compañía que tenía, me ayudaba en todo, era mi alarma por las mañanas con sus ladridos, y sabía en qué lugar de la casa se encontraba por el ruido que hacían sus patas sobre el suelo de madera.
Me guío con el tiempo y contando, sé que me toma 52 segundos llegar desde el baño de mi habitación hasta la cocina, bajé los escalones con cuidado sujetándome del barandal de madera, son 36 escalones hacia abajo.
Trabajo con mi voz, así que debo cuidarla, por eso preparo té de granada todas las mañanas antes de empezar a trabajar.
Toqué la isla de cerámica de la cocina, 3 pasos adelante y estaré frente a la estufa, tomé un cazo y lo llené de agua en el lavabo, sé que con 5 segundos estará lleno a la mitad y eso será suficiente pero siempre coloco mis manos limpias en el borde del cazo para que cuando sienta el agua tocar mi piel, pues simplemente cierro el grifo.
Me guío siempre con el tiempo, de lo contrario no hay forma de poder hacer las cosas, el tiempo es exacto, eso es bueno, ni más ni menos, con el tiempo suficiente las cosas se hacen bien.
Hice gárgaras con el té por unos minutos y luego subí a mi habitación, trabajo desde casa desde que salí de la casa hogar, siempre odié ese lugar, el olor a alfombra mojada me enfermaba.
Soy muy sensible a los olores, puedo enfermar si un olor no me gusta o me parece muy fuerte, gracias eso me dí cuenta de que hay alguien aquí, ya que siempre me preocupo porque la casa huela a brisa marina, el desinfectante que uso, el shampoo, todo, siempre elijo que sea del mismo aroma, y cuando una noche percibí de pronto aroma a hierba recien cortada, sabia que tenia que estar alerta.
Huele a hierba recién cortada todo el tiempo ahora, y por más que limpie no se va el olor porque esa persona sigue aquí, huele como si se hubiese revolcado en una colina, asi de fuerte es el olor, aunque debo confesar, que no es desagradable.
Tomé el ordenador de mi escritorio y me subí a la cama con cuidado colocando el aparato en mi regazo, encendí la máquina y esperé a que iniciara.
- Son las 8:00 de la mañana en punto. - la voz artificial del asistente integrado al ordenador me saludaba como siempre, dando la hora, quité la opción de que me saludara con su estúpido "Buenos días (usuario), nos volvemos a ver", es decir, ¿usuario?, ¿tan difícil es mi nombre de 4 letras?, y es espeluznante que una máquina te diga "nos volvemos a ver ". - Recordatorio, pauta de grabación de episodio 15.