Ya en la comisaría, me hicieron entrar a un lugar, era silencioso y tenía miedo, olía café amargo sobre la mesa, antes de venir aquí una muchacha me dijo que iba a tomar muestras de hisopado en mis manos para mandar a analizar.
- ¿Qué fue lo que ocurrió? - una voz masculina me interrogaba mientras yo me encontraba sentada en una silla metálica, tenía frío, mucho frío y temblaba.
- Estaba durmiendo, y escuché un golpe, me desperté y escuché como hablaban entre ellos, estaban intentando entrar.
- ¿Qué hora era cuando todo ocurrió?
- Tal vez eran las 3 de la mañana, no lo sé pero si sé que era de madrugada.
- ¿Cómo lo sabe? - interrogaba otra voz que se escuchaba más joven que la anterior.
- Los grillos, los grillos suenan siempre en la madrugada.
- ¿Qué creen que podrían robarle?
- Un frasco, en la cocina había un frasco con todos mis ahorros durante los últimos dos años para una cirugía, no sé si se lo llevaron, pero escuché que uno de ellos escapó.
- Me temo que esa persona escapó con el frasco, no encontramos ningún frasco con dinero en su casa.
- Dios... - me quebré y llevé mis manos a mi rostro.
-¿Cuántas personas escuchó?
- Creo que eran 3, 3 hombres jóvenes, pero luego de un rato dejé de escucharlo, escuché gritos,
no sé lo que pasó, ¿que fue lo que pasó? - interrogué.- Encontramos la cocina completamente destrozada por la explosión de una olla de presión, ¿usted sabe algo?
- Sí, había corrido hacia la cocina, puse un clavo en la válvula para hacer que estallara, pensé si la hacía explotar eso al menos los ahuyentaria.
- La tapa de la olla de incrustó en la pared del baño, al parecer no causó daños en los sujetos pero si en sus paredes.
Hubo un silencio incómodo, en el que escuchaba la respiración de los oficiales cerca de mi.
- Señorita Griffith, dos de esos hombres fueron encontrados despedazados en el piso de su recibidor cerca de la cocina, están muertos, el tercer hombre escapó con el frasco y había un cuarto hombre herido que tenemos en custodia.
- ¿Muertos?, entonces lo que tengo en las manos es... ¿sangre? - interrogué.
- Me temo que sí, todo el lugar estaba repleto de sangre de estos sujetos.
- ¿Tiene perro señorita Griffith? - interrogaba la otra voz.
- Tenía, murió hace meses. - respondí.
- ¿Que raza de perro era?
- Un golden retriever señor.
Entonces escuché que hablaban entre ellos...
- ¿Un golden?, es imposible que un golden hiciera eso.
- Ya dijo que está muerto, obviamente no fue el golden.
- Encontramos una jaula en su sótano, una jaula vacía y muy grande.
- ¿Una jaula?, tengo un kennel que usaba con mi perra cuando la llevaba al veterinario.
- Vimos el kennel, pero le hablamos de la jaula, era cuatro veces más grande que ese kennel.
- El sujeto que entró en su casa, el que está herido, nos dijo que una hiena los atacó en su casa.
- ¿Una hiena?, ¿Se está burlando de mí? - interrogué molestándome.
- Las mordidas en los cuerpos y en el detenido son muy grandes, un golden retriever no pude ser capaz de hacer esas heridas.